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Viernes 25 de febrero de 2011

Admiración y respeto

Hoy son noticia mundial al enfrentarse a sus tiranos para sacudirse el yugo de quienes los traicionaron


Hoy son noticia mundial al enfrentarse a sus tiranos para sacudirse el yugo de quienes los traicionaron

Durante estas dos semanas anteriores hemos contenido la respiración guardando un respetuoso silencio mientras vamos siendo testigos asombrados ante la determinación heroica mostrada por esos pueblos habitantes del otro lado del mundo, que hoy son noticia mundial al enfrentarse a sus tiranos para sacudirse el yugo de quienes los traicionaron una vez que accedieron al poder enarbolando banderas de liberación, pero luego ya instalados en los privilegios, olvidaron sus idearios y los convirtieron en filigrana ornamental de sus huecos discursos, pues aunque los siguen invocando, ahora lo hacen ya solo como pretexto de justificación para sus impositivos liderazgos.

Nuestros espíritus se conmueven con nostalgia al reconocer los obvios paralelismos de aquella realidad con los de nuestra propia historia nacional, pero en cambio no podemos compartir el sentimiento de orgullo que hace que aquella gente salga a danzar a las calles para festejar los logros de su lucha, porque nuestras semejanzas terminan en el momento en que ellos han sabido identificar plenamente el engaño de que fueron objeto por esos falsos profetas de la libertad, mientras que nosotros permanecemos desconcertados sin acabar de entender nuestra cuestionante realidad.

Obstinadamente nos resistimos a aceptar la dolorosa verdad de que aquellos que continúan pregonando disfrazados tras las causas originales de nuestro movimiento revolucionario, en realidad hoy son el verdadero enemigo a vencer, pues hace muchas décadas abandonaron el propósito de cumplir con las aspiraciones de nuestro pueblo y pervirtiendo los conceptos en vez de constituirse en celosos “servidores públicos” sus cargos los han entendido como la oportunidad de “ ser-vi-vi-dores públicos” y se aferran a ellos como a un derecho inalienable.

Ha tiempo un avezado observador extranjero calificó al sistema político mexicano como “La Dictadura Perfecta” y al justificar su opinión, explicó cuáles eran las características que le permitían al régimen perpetuarse en el poder; afirmó que mientras en otros países el titular del cargo que preside el poder es siempre el mismo, lo cual hace que ese individuo vaya teniendo un desgaste lógico en su personalidad, en el modelo gubernamental mexicano, aunque el grupo en el poder está constituido por un selecto y hermético círculo de PRIvilegiados, se han alcanzado la astuta puntada de ir sorteando el cargo entre ellos mismos a fin de presentar siempre un rostro diferente ante la ciudadanía para no contrariar el sensible principio de la no reelección constitucional, ellos, agazapados anónimamente tras la careta del nuevo gobernante en turno, y seguir entonces conservando sus prerrogativas de clase dominante.

El día que consideremos esto como una realidad demostrable y al admitir las abundantes pruebas existentes, estaremos listos para poner un hasta aquí a ese juego de astucias, y por ello en posición de equipararnos con aquellos que hoy han dicho “ya basta” y han expulsado no solo del poder sino hasta del país a quienes los han traicionado, visto está que todavía nos falta mucho, porque mientras allá los jóvenes cumplen con su destino manifiesto de ser los promotores del cambio, aquí nuestras lastimosas juventudes están enajenadas por la ignorancia de nuestra propia historia, carecen de ojo crítico para interpretar el presente pues no tienen el conocimiento de quienes son sus verdaderos enemigos porque estos se les han presentado como lobos con piel de oveja que les endulzan el oído con promesas convenencieras, tampoco tienen el criterio suficiente para comprender los conceptos de generosidad y de solidaridad que impulsa a los verdaderos movimientos libertarios porque de sus engañados padres y de sus traidores gobernantes solo han aprendido el acendrado individualismo y el pisoteo de los derechos ajenos como medio para ascender en la escala social.

Nuestro país tiene muchas semejanzas con el oriental país de las pirámides, de hecho hasta tenemos las nuestras, también tenemos el equivalente profano de una clase de semi-dioses que se creen predestinados a perpetuarse en el poder. Más con todo y que estamos en la antesala de que se cumpla en nosotros la sentencia de quien afirmó que el pueblo que desconoce su propia historia está definitivamente condenando a repetirla. ¿No habrá nada que aunque sea mediante un contagio propiciado por el fenómeno mediático de las redes cibernéticas, impida que en nuestro país se presente la aberración de ver resucitar a la momia del putrefacto Faraón Revolucionario?, ¿nuestra generación llegará a ser digna de admiración y respeto por saber identificar y librarse de sus opresores? o seguiremos siendo objeto del despectivo repudio y el desprestigio mundial que nos hemos ganado por tantos años de desempeñar el oficio del “tarugo”.

*Nota: (“tarugo” es una especie de clavo romo de madera que se coloca en la junta de una o varias vigas de carga en una construcción, su función es la de SOPORTAR TODO el trabajo y porque se le tiene firmemente sujeto por todos lados no tiene forma de zafarse. Otro sinónimo de la palabra “tarugo” es el término “pendejo” al que en nuestro español nacional se le ha dado una connotación peyorativa.)