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Lunes 28 de diciembre de 2009

Calderón, derrotado

A la mitad de su sexenio Calderón, llega derrotado en los principales temas para el país: economía, seguridad y desarrollo social.


A la mitad de su sexenio Calderón, llega derrotado en los principales temas para el país: economía, seguridad y desarrollo social.

A tres años del espectáculo circense que fue la asunción de Calderón como presidente del país, recordamos como entró a Los Pinos por la puerta de atrás, siendo víctima del divisionismo que él mismo propició en campaña. Felipe Calderón entró con calzador y buscaba asumir el poder a toda costa. Con la ayuda de Manlio Fabio Beltrones y demás fauna priísta Calderón pudo ocupar su lugar en el recinto legislativo y tomar protesta como presidente. En las fotos del momento podemos ver a un priísta que lo hizo posible: Manuel Añorve Baños, hoy alcalde de Acapulco.

Un presidente cuyo triunfo ha sido el más cuestionado de la historia moderna de México, un presidente que una vez que asumió el poder se convirtió en el hombre más autoritario en pleno siglo XXI. A tres años ha sido severamente cuestionado por distintos actores e instituciones del país. La iglesia católica, por las cúpulas empresariales, por premios Nobel, académicos, especialistas, agencias de calificación financiera, analistas económicos, sociólogos, antropólogos. Todos se alarman ante el aumento de la pobreza en estos brevísimos tres años, menos los panistas en el poder. Además del aterrador desempleo: hay tres millones de desempleados que dibujan no solo el naufragio económico del presidente Calderón, sino la razón que tiene la opinión de Joseph Stiglitz de que el manejo mexicano de la crisis económica ha sido un rotundo fracaso.

Calderón no podía esconder una realidad cuya evidencia crece cada día de su sexenio: seis millones de mexicanos se sumaron a la pobreza extrema, dando un total de 20 millones de mexicanos que sobreviven ganando menos de un dólar diario. No pudo ocultar esta cifra evidente y tuvo que reconocer el fracaso de su política social que no es más que una política de corto plazo, de visión limitada y cien por ciento electorera.

El entonces candidato Calderón se autonombró el “presidente del empleo” y una vez que asumió el poder, cambió radicalmente su causa. Dejó de ser presidente para convertirse en comandante supremo y declarar la guerra en territorio nacional. Inició una guerra eminentemente mediática. Sin objetivos definidos, sin estrategia, sin trabajo de inteligencia. ¿Los resultados de sacar al ejército a las calles para combatir en tal guerra? 16, 500 ejecutados en lo que va de la guerra calderonista y seguimos sin sentirnos seguros en todo el país.

A mitad de su mandato, Calderón expresa en su rostro el sufrimiento que padece por tener un gabinete que lo ha perjudicado constantemente. La conducción del país se ha visto mermada de manera sistemática. Los amigos de la parranda, de fiesta, los chistositos, los que viven en su eterna tarea de adulación, no son los mejores colaboradores. Se requiere gente capaz de tomar de decisiones, de decir la verdad, de asumir los costos. El equipo del presidente es un equipo mediocre y cobarde.

Al presidente apenas le acaba de caer el veinte de la debacle en la que se encuentra el país y su gestión. Por eso el pasado domingo durante la celebración de sus primeros tres años de gobierno, de cara a los mexicanos confesó una serie de acciones que le faltan por hacer y que “urgen”. Iluso. Cree que con una aplastante mayoría opositora en la Cámara de Diputados podrá hacerlo. No pudo hacerlo con la mayoría afín a su gestión, menos en estos tres años donde la agenda está plagada de eventos electorales. En 2010 se renuevan 11 gubernaturas y tres estados tendrán elecciones locales; en 2011 Enrique Peña Nieto tiene su sucesión y su eventual destape, al igual que Marcelo Ebrard intensificará su chamba con miras al 2012, año en el cual se centrará toda la atención del presidente en atender la sucesión presidencial. ¿A qué horas habrá de cumplir las plegarias de buenas intenciones que el domingo ofreció devotamente y casi con lágrimas?

Por lo pronto, el presidente Calderón cumple tres años de gobierno. Llega desgastado, con harto descrédito, con la percepción social de incompetente, ignorante e incapaz, porque sus hechos eso comunican. A la mitad de su sexenio Calderón, llega derrotado en los principales temas para el país: economía, seguridad y desarrollo social.

ULTIMALETRA

Como un complemento a un presidente derrotado, tiene en el senado un equipo de senadores que no sirven para absolutamente, salvo desprestigiar al país y a la política. La líder de ese grupo de buenos para nada es Tere Ortuño, quien rindió su informe de actividades, que según los datos de la página del senado debió haber durados solo unos cuantos segundos.

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