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Jueves 23 de junio de 2016

Chihuahua recibe una sacudida; para que deslindarse?

Los que estuvieron ahí saben que la atrocidad no fue solo el descontrol de la protesta sino de la autoridad que atacó al pueblo, sobrepasando los propios límites de su autoridad


Los que estuvieron ahí saben que la atrocidad no fue solo el descontrol de la protesta sino de la autoridad que atacó al pueblo, sobrepasando los propios límites de su autoridad

La manifestación del día de ayer, haya sido infiltrada o no por el propio gobierno o por el PRI, tal y como ha ocurrido con otras manifestaciones, refleja la realidad de la inconformidad del pueblo chihuahuense, detestando la corrupción y los negocios llevados a cabo desde el gobierno, por los funcionarios públicos y sus amigos.

Hace poco más de un año, la misma organización Unión Ciudadana, acompañada por los mismos personajes, acudió al Palacio de Gobierno a protestar en forma pacífica y barrer la corrupción, el resultado fue el mismo pero menos intenso, fueron recibidos a huevazos, patadas golpes etc; incluso a una señora le quebraron la nariz en aquella ocasión.

En otra época, cuando el PAN protestó en Palacio de Gobierno contra Patricio Martínez con la campaña "Patricio No Mientas", en tiempos en que este fomentaba la impugnación de la elección de Ciudad Juárez, paso lo mismo, llegó Rita Lozoya, Tomasa Rojo y otros personajes de choque del PRI y reventaron todo, haciendo parecer a los panistas como violentos.

Más atrás en 2001, Gustavo Madero acudía a Palacio Municipal, con José Reyes Baeza a reclamar que no le dejaban poner su publicidad de campaña en Parabuses comerciales y pasó lo mismo, llegaron reventadores del PRI y se hizo la gresca.

Estos y muchos otros hechos más se pueden reseñar del resultado de las manifestaciones, las cuáles en forma permanente son controladas en forma maquiavelica.

La de ayer no fue la primera manifestación, ni tampoco será la última porque es un derecho del pueblo, aunque ojala así lo sea.

Entonces, para que rasgarse las vestiduras, para que arrepentirse de algo que tarde o temprano iba a suceder, para que desconocer a los amigos, creo que es arrepentirse de más y asumir culpas ajenas.

Ayer fue evidente que la manifestación se le salió de control a Jaime García Chávez, Víctor Quintana, Ana Lilia Gómez y Rogelio Loya, cuatro valientes que se atrevieron a protestar y dejaron la comodidad de sus oficinas, pero también fue evidente que los atacantes iban exclusivamente a eso, a sacarla de control.

Hoy nadie dice nada del pésimo protocolo policíaco, que fue basado en salir de Palacio a corretear gente y a regresarles las pedradas que estos les lanzaban, cuando no tenían porque salir o debieron estar afuera desde el principio, para tener control de la manifestación; tampoco dicen nada de que detuvieron personas que ni siquiera estaban en la manifestación y hasta altas horas de la noche permanecían desparecidos.

Hoy, mientras muchos políticos se rasgan las vestiduras por los daños a la vieja puerta del Palacio de Gobierno, que desafortunadamente el Gobernante cerró para encender más la furia de la gente, los que estuvieron ahí saben que la atrocidad no fue solo el descontrol de la protesta por parte de los vándalos que estuvieron ahí pidiendo sangre, sino de la autoridad que atacó duro al pueblo, como si no fueran sus hermanos, sobrepasando los propios límites de su autoridad.

La barricada de agentes policíacos actuaba increíblemente, cuando se supone que son profesionales del control de masas; anduvieron picando costillas, ojos, dando tolete por todos lados y deteniendo a mujeres, jóvenes y viejitos que no podían correr al mismo ritmo que los hombres bragados.

Entonces porque no asumir la responsabilidad de eso y luchar porque lo ocurrido quede aclarado en su totalidad, lo de los vándalos del lado de los protestantes, lo del actuar policíaco y lo de la cobardía del aquel que, ante el temor o mañosamente, decidió cerrar las puertas de Palacio para evitar la protesta; eso si dejando adentro a funcionarios indefensos, cuando ya sabían que esto iba a ocurrir.

Porque culpar a García Chávez, Víctor Quintana, Ana Lilia y Rogelio Loya, quienes llamaron a la calma ciudadana, de algo que tiene sus orígenes en el robo y el saqueo al estado, en la intención de seguir endeudando a Chihuahua, en la impugnación al resultados electoral; no señores, con todo respeto pero no se confundan ni se acobarden.

Para que deslindarse, para que rasgarse las vestiduras, para que decir que somos la decencia andando, mientras Chihuahua sigue siendo el estado más corrupto del país.

Lo que ocurrió ayer hoy debemos verlo como una cruda alcohólica, de esas en las que la cabeza te da vueltas y juras y perjuras no volver a hacerlo, pero te enfocas a curarte y recuperarte, a sacudirte el polvo de la jornada y ver hacía adelante, también recuerdas lo bueno del momento.

Vamos recuperando el fondo y el sentido de las cosas, asumiendo las responsabilidades que cada quien tiene por sus actos y viendo al futuro, o de plano el tolete es suficiente para aplastar a Chihuahua y sus anhelos de democracia, erradicación de la corrupción y deseos de buen gobierno; me niego a creer que sea así?