Crisis económica de México

David Ibarra Muñoz, secretario de Hacienda del gobierno de José López Portillo, es junto con otros muchos economistas artífices de la quiebra económica de México en la parte final del Siglo 20. Luis Echeverría, José López Portillo y Miguel de la Madrid, fueron presidentes de México que hicieron quebrar al gobierno mexicano y con su caída arrastraron a la pobreza y la miseria a las mayorías nacionales. David Ibarra como responsable de las finanzas públicas nacionales entre 1977 y 1982, fue el arquitecto de un alto crecimiento económico falso, apuntalado por su idea revolucionaria de ejercer un gasto público deficitario de manera exagerada durante los cinco años más importantes de la administración de López Portillo. El promedio del gasto público federal quebrado en el sexenio 1976-1982 fue de un faltante equivalente al 10% del producto interno bruto. Después de este gobierno populista, se vino la etapa de la hiperinflación que en el gobierno de De la Madrid llegó hasta 160 por ciento en el año de 1987.

Hoy la familia revolucionaria se rasga las vestiduras y todos los días elementos de la misma, se espantan de los problemas económicos que tenemos y aseguran que vivimos una etapa crítica como nunca. Totalmente fuera de contexto, el exsecretario de Hacienda, David Ibarra, manifiesta a los medios nacionales de comunicación, que México vive una crisis como nunca antes, que porque compramos tesis económicas que riñen con nuestra tradición revolucionaria.

Es bueno recordarles a los priistas, que el modelo económico que ellos implementaron en los setentas hizo estallar primero la economía del régimen de la revolución y simultáneamente la economía de los mexicanos todos. Durante quince años, de 1976 a 1991, los gobiernos del PRI de José López Portillo, de Miguel de la Madrid y de Carlos Salinas de Gortari, operaron con finanzas públicas quebradas y su faltante no era poco, porque los déficits públicos promediaron 10 por ciento del producto interno bruto y se dieron momentos críticos en las finanzas nacionales como en 1981 y 1982 cuando el indicador de quiebra fue de 14 por ciento y 1983 y 1987 cuando el número mágico fue de un 18%.

Hoy que el gobierno de Calderón con habilidad lograr mantener en un 2 por ciento del producto interno bruto, el déficit público y que se mantiene la política panista de finanzas públicas equilibradas, buscando con ello la recuperación económica sin aumentar la deuda pública, los Paredes Rangel, los Beltrones, los Peña Nieto y los exsecretarios de Hacienda Silva Herzog y David Ibarra con una falta total de vergüenza tratan de engañar a la ciudadanía sobre su conducta pasada, que se enmarca en el despilfarro de los recursos públicos, por la implementación de políticas económicas fracasadas que tuvieron como fin el sostenimiento del PRI con recursos públicos y con ello la conservación del poder total durante 70 años.

Las grandes crisis económicas de 1976, 1982, 1987 y 1995 fueron provocadas por la quiebra de las finanzas públicas. La gran crisis económica de 2009 tiene su origen en la quiebra económica de los Estados Unidos. Hoy Felipe Calderón, presidente de México, busca resolver la caída económica del gobierno con un déficit público máximo del 2 por ciento del PIB, en tanto los países ricos han aumentado su deuda pública que les llevará a faltantes presupuestales de 9% del PIB y se da el caso exagerado del gobierno de los Estados Unidos que en 2010 tendrá un déficit público del 12%. Los países latinoamericanos que han sido puesto como ejemplo de crecimiento elevado dentro de la actual crisis, también lo harán en base a aumentar sus deudas públicas arriba de los estándares internacionales recomendados. México cayó en su economía un 7 por ciento en 2009 y crecerá un modesto 3% en 2010, pero lo hará de manera natural, sin forzar los indicadores, vía un aumento de deuda pública que por experiencia de los gobiernos priistas, nadie queremos.

Para finalizar recordaremos que durante los últimos 25 años de siglo pasado, lo común entre los mexicanos fueron las crisis económicas, las devaluaciones del peso, la fuga de capitales, la pérdidas de las reservas internacionales, el desempleo, la impresión de dinero falso o sin respaldo de producción y los fraudes electorales. Es común el comentario de los mexicanos que hoy tienen hasta 40 años de edad, decir que son los hijos de la crisis y es verdad, porque no han conocido otro escenario.