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Lunes 24 de noviembre de 2008

Cuna de la Revolución

También se nos reconoce como el centro de mayor violencia e inseguridad


Desde el pasado 14 de noviembre nuestro estado tiene una distinción histórica sumamente importante, no sólo por su simbolismo, sino por el reconocimiento al pasado de lucha que hombres y mujeres al mando del general Toribio Ortega, de la comunidad de Cuchillo Parado, municipio de Coyame sostuvieron contra el régimen porfirista para dar inicio a nuestra Revolución.

Pero junto con la distinción histórica como "Cuna de la Revolución", a nuestra entidad le llega una responsabilidad moral de la más alta entrega: ¿cómo reivindicar la herencia de valentía de esos hombres y mujeres que se lanzaron a la lucha contra un régimen que los relegó a la marginación y la incertidumbre?, ¿cómo le daremos vida a sus leyendas en medio de la realidad que hoy vivimos?

¿Qué significa entonces, este nombramiento para los chihuahuenses de hoy día?, ¿qué es lo que ven en este acto de parafernalia cuando las notas del día que lo acompañan nos hablan de violencia injustificada, de dolor y muerte en toda la extensión de nuestro territorio?.

En días pasados nos sumamos al festejo de un aniversario más de la lucha revolucionaria, y salieron a las calles en el desfile conmemorativo aun algunas familias con deseos de disfrutarlo y sin embargo, el sentido conmemorativo de estas fechas debe ir más allá del festejo simbólico y la remembranza, es fundamental que tomemos un nuevo enfoque de estos acontecimientos.

Así como ahora se nos distingue como "Cuna de la Revolución", también se nos reconoce como el centro de mayor violencia e inseguridad, el foco rojo de la lucha contra el narcotráfico y el paradigma de la grave impunidad. Sí, quizá seamos ahora todo eso, un pueblo que ve desaparecer cada día más sus garantías básicas, que se sume en la incertidumbre y no encuentra asideros en este crítico panorama; pero debemos recordar que por nuestras venas corre la sangre de esos grandes revolucionarios que no se quedaron quietos, y con tan sólo el valor de sus manos salieron a luchar con la esperanza de cambiar las cosas.

Pensando en esto, los chihuahuenses adquirimos el deber histórico de poner en alto el nombre de nuestro estado, no podemos quedarnos inmóviles ante una situación que se sale de las manos de nuestros gobiernos, es necesario un cambio. Chihuahua puede ser ahora la cuna de esta transformación profunda, puede convertirse en un nuevo punto de inflexión en la historia moderna de México.

Si lo que necesitamos es una transformación de fondo, debemos dejar de lado la simulación y los discursos de buenas intenciones, debemos ir a las raíces más profundas de estos hechos. Lo hemos dicho en este mismo espacio y en otros, diversas ocasiones, hace falta una verdadera reforma del estado mexicano, renovar los cimientos que están resquebrajados y hacer un pacto social sólido del que se levante la construcción de nuestro futuro.

Seamos de nuevo revolucionarios, capaces de romper con el pasado, pero mirando al futuro con la frente en alto. ¿De qué nos sirven los festejos si no somos capaces de recordar la enseñanza?, conmemorar es reconocer, analizar y tener presente el sentido de los hechos históricos. Hoy estamos un año más cerca de la conmemoración de los bicentenarios, el tiempo es inexorable y debemos aprovecharlo.

Qué mejor festejo podemos hacer los mexicanos que revitalizar nuestra historia, devolvernos el valor de los abuelos de Cuchillo Parado y refundar una patria que agoniza en nuestras manos.

En este siglo ha habido grandes conquistas, las libertades y los derechos son ahora una constante en nuestras vidas, pero también han crecido nuevos retos que ahora desafían a nuestro estado.

Pongamos a Chihuahua de nuevo en la vanguardia, seamos la punta de lanza que logre triunfar sobre las terribles amenazas de la violencia, la incertidumbre económica y la carencia de valores del servicio público. Iniciemos un profundo pacto de civilidad y transformación.

El orgullo de un pueblo no sólo viene de su historia, debe estar también en la esperanza de, nuevamente, hacer historia.

Si comparte esta idea y esta dispuesto a romper paradigmas desde su trinchera pongámonos en comunicación para que la reflexión nos conduzca a la acción.

Soy Edna Lorena Fuerte y mi correo es ednafuerte@gmail.com para sus comentarios. Gracias.

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