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Viernes 13 de junio de 2008

El “kórima” chino

Me golpeó la cabeza la realidad china que no había podido ver en Shanghai: los hijos ilegales que piden dinero


¿Qué piensas cuando te piden una moneda? Este fin de semana pasado, sucedió lo predecible: Me ganó el ojo lloroso. Después de un día accidentado lleno de muchísimos chinos, decidimos salir a la calle a pasear.

Nos metimos a un restaurant, comimos palomitas, bebimos y entonces cuando se hacía tarde y había cansancio, salimos del Aussie bar. El Aussie bar es uno de esos lugares donde los ExPat (extranjeros viviendo en China) se reúnen a ver a los demás que están fuera de lugar.

Resulta ser que adentro, sin frío y con risas, todo estuvo muy relajado, no más chino; ni de idioma, ni de vista. Ahí dentro no había más "take a look", no más "come back", no más “ ¡amigo, amigo!".

Y no me mal entiendan que este país es hermoso y su gente cálida, pero en un lugar donde el idioma, la comida, las personas y las razones te son desconocidas, los oídos se cansan de escuchar a la gente hablar algo que no entiendes que no tienes alcance. Saliendo de ahí, me golpeó la cabeza la realidad china que no había podido ver (o tal vez pasado de largo) en Shanghai: Los hijos ilegales que piden dinero.

La cosa es esta: tenía yo alrededor de un mes añorando una foto con algún compatriota chino, pero de esos de los que no hay muchos aquí: un niño.

Cuando empecé a caminar por la calle, me llamó la atención una escena en la obscuridad de la esquina.

Ahí, estaban un niño como de unos tres o cuatro años sujeto por su madre que lo dejó correr a pedirme dinero cuando la policía pasó de su lado. El niño con semblante asustado, corrió a extenderme el vaso de plástico y tras de él venían más a pedir una moneda.

Ahí hice mi sueño realidad y lo intercambié por el de ellos: una foto por unas monedas. Yo con todas mis comodidades, con la legalidad de escoger cuantos hijos tener, con la opción de comer o no comer, de viajar o no hacerlo caí en cuenta de que ese niño nunca peleará con los millones de chinos restantes por entrar a la universidad o hacerse de una carrera o un negocio propio. El vivirá lo que la policía y las corretizas le permitan, en un estado de ilegalidad constante.

Después de la política de un hijo aplicada en China en la década de los 80´s, las oportunidades de tener varios hijos legales, se volvió un lujo. Estos segundos o terceros hijos, nunca podrán ser registrados o tener una identificación oficial que los acredite como nacionales chinos. No son nadie, ni para el sistema social, ni el de salud. ¿Qué alternativas tendrán?

Mi realidad hoy es rosa, buena, noble y hoy como ayer y hace 101 días agradezco ser feliz hoy sin añorar una moneda, por ver el techo al acostarme y verlo lindo y por pegarme todos los días con el mismo pedal de mi bicicleta. Por mi pelo, por mis ojos, por todo lo que tengo y que no escondo, que no corro.

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