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Martes 26 de febrero de 2008

Frente por los medios

La nueva de ley de medios es complemento necesario para emparejar el terreno de la democracia


La nueva de ley de medios es complemento necesario para emparejar el terreno de la democracia

A convocatoria de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información se conformó el Frente Nacional por una Nueva Ley de Medios. Suma ya 63 organizaciones e inició el 7 de noviembre de 2007, cuando presentamos en el Senado nuestra propuesta de reforma integral a las leyes de telecomunicaciones y de radio y tv, pidiendo fusionar ambas en una sola legislación. Ese documento despertó adhesiones importantes que originaron la idea de empujar el modelo de servicio público propuesto por la Amedi y luchar por los derechos de las audiencias frente a los grandes corporativos mediáticos, caracterizados por el interés mercantil.

A ese impulso que la semana pasada se concretó en el Club de Periodistas contribuyeron dos hechos relevantes: la cancelación del programa de Carmen Aristegui en W Radio puso de manifiesto la fragilidad del derecho a la información de los ciudadanos y la facilidad con que los intereses políticos y económicos pueden eliminar un espacio de comunicación esencial para la pluralidad.

El segundo episodio fueron las declaraciones que a nombre del PRI hizo el senador Ángel Heladio Aguirre, pues el mismo día en que asumía la presidencia del grupo plural que trabaja en las reformas desestimó la posibilidad de llevarlas a cabo en este periodo de sesiones y dijo que no existían condiciones para el acuerdo; que si bien nos iba podrían discutirse —no votarse— en septiembre próximo. Esto alertó de un posible incumplimiento del PRI de los acuerdos que Manlio Fabio Beltrones firmó en el seno de la Junta de Coordinación Política del Senado (4/VII/07), y de los que se derivaron la promesa de entregar este fin de mes un documento con los acuerdos y conclusiones del grupo plural que sirva para confeccionar una iniciativa que se presente y se vote en este mismo periodo.

Postergar el debate y el dictamen sería un nuevo aplazamiento indefinido; después de abril los partidos entrarán en competencia electoral para la nueva Legislatura. Y sería suicida para la propia clase política que concurrió a la reforma electoral. Porque la nueva de ley de medios es complemento necesario para emparejar el terreno de la democracia: sin un régimen de competencia y límites a la propiedad cruzada, los concesionarios seguirán decidiendo qué ve y qué no ve la sociedad, quién vive y muere en política. Los coordinadores parlamentarios en el Senado debieran tomar nota de lo que les ha sucedido tras la reforma electoral: cómo la tv los ha ido borrando de la pantalla; mientras Manlio Fabio, Santiago Creel y Carlos Navarrete se achican en la cobertura, Peña Nieto, Ebrard y Emilio González burlan las reformas y se meten a la tv bajo la simulación de telenovelas, programas especiales, compra de entrevistas.

Se necesita una nueva ley de medios para hacer más grande la cancha, que haya más jugadores y un árbitro imparcial, para que la pluralidad exista en la tv y unos cuantos no tengan en su puño a la clase política y, por ende, a toda la sociedad. Se alega que no hay condiciones para la reforma. Pero nunca como ahora está dado el contexto y procesados los principales temas. El debate se ha ido ampliando pese a los intentos de sofocarlo con linchamientos televisivos, y ha crecido la conciencia ciudadana de que la comunicación es un derecho que le pertenece y que su ejercicio permite la exigencia de otros derechos.

México carga con varias recomendaciones internacionales sobre derecho a la información y actualización de su legislación de medios electrónicos. Hay varios proyectos de dictamen en el Congreso que han avanzado mucho en el propósito de una reforma integral, está muy andado el camino en varios temas y con buena voluntad no sería otra la ruta para concluir igual. La sentencia de la Corte contra la ley Televisa desechó los puntos más relevantes de aquellas modificaciones legales. En ella se formulan criterios y efectos ineludibles para los legisladores no sólo para corregir las disposiciones anuladas, sino para legislar atendiendo a recomendaciones como asegurar la función social de los medios, la eficacia en la prestación del servicio, el uso social de los bienes de la nación y evitar la concentración.

El asunto fundamental es de competencia más que de contenidos, de pluralidad y diversidad de voces más que de diversificación de servicios o triple play. Es dónde está el ciudadano. La mayor amenaza para la libertad de expresión es la concentración de los medios en unas cuantas manos. La tv mexicana es una de las más concentradas del mundo. Raúl Trejo Delarbre hizo en 2007 un estudio sobre el nivel de concentración del duopolio televisivo en el que sumadas las repetidoras, la audiencia y la inversión publicitaria de Televisa y TV Azteca se muestra el nivel de concentración de la tv en nuestro país, el índice más alto en América Latina.

Esa concentración debe ser atajada. No permitiremos que esta exigencia social sea nuevamente diferida, y participar en el esfuerzo colectivo del Frente Nacional por una Nueva Ley de Medios dependerá del interés por México. Así de sencillo y trascendental a la vez.

Profesor de la FCPyS de la UNAM