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Viernes 15 de febrero de 2013

Guardias Comunitarias, primera llamada

Los ciudadanos se organizan para defender lo que el Estado Mexicano no es capaz de garantizarles.


Los ciudadanos se organizan para defender lo que el Estado Mexicano no es capaz de garantizarles.

Hartos de la incompetencia gubernamental, ciudadanos se organizan para defender lo que el Estado Mexicano no es capaz de garantizarles: Seguridad.

En las comunidades más marginadas de Guerrero y Edomex, los pobladores se han organizado para cumplir tareas exclusivas de las autoridades como son la prevención de los delitos y la procuración de justicia.

Transgrediendo el estado de derecho, sí, pero forzados a ello ante la incompetencia de los tres órdenes de gobierno, los habitantes de comunidades reconocidas en los discursos oficiales pero olvidadas del presupuesto, recurren a la “justicia propia”, para salvaguardar sus escasas pertenencias y la vida misma.

Armados con rifles de bajo calibre y machetes, tal vez emulando a los macheteros de Atenco, hombres y mujeres de aspecto campesino y modesta vestimenta, y con paliacates cubriendo sus rostros, instalan retenes en las polvorientas calles de sus comunidades para hacer revisiones a automovilistas e impedir que transporten personas secuestradas, armas o drogas.

Como suele suceder en poblaciones pequeñas donde casi todos se conocen, sus habitantes sí saben quiénes son los delincuentes, menos los policías, y si lo saben, se hacen de la vista gorda o están coludidos con ellos.

Desde principios de año, cuando aparecieron en la costa chica de Guerrero, extendiéndose desde entonces a municipios del estado de México y algunas de Michoacán, decenas de personas han sido detenidas por las “guardias comunitarias”. Entre los cargos que se les imputan destacan el robo, secuestro, violación y narcotráfico.

Los “detenidos” son retenidos, valga la expresión, ilegalmente hay que decirlo, hasta en tanto la autoridad responsable no les garantice procesarlos. Afortunadamente no ha habido un solo caso de linchamiento, por el momento, o excesos que pongan en peligro la integridad física de los detenidos, aunque los “presuntos” tienen argumentos de sobra para invocar retención ilegal de la libertad o secuestro.

Este asunto no es pecata minuta, sobretodo porque la incipiente administración federal trata de minimizar los hechos violentos que no cesan a tres meses de haber tomado protesta. El surgimiento de las “guardias comunitarias” pone al descubierto que el gobierno de la república no cuenta con un diagnóstico en materia de seguridad ni con un plan propio para hacer frente al descontento social que crece vertiginosamente, particularmente en el centro del país.

La alerta ya sonó, por eso la secretaría de gobernación apenas comienza a tomar con seriedad la magnitud de la situación. En voz de su titular Miguel Osorio Chong, que cuidando el tono de sus dichos, circunscribe el problema solo al estado de Guerrero (excluye a Edomex) y exime a los guardines de cualquier violación a la Ley.

Osorio reconoce la incapacidad de la autoridad establecida para brindar seguridad a los habitantes de las comunidades alzadas, eso es lo menos que debe hacer, pero no puede mandar señales equivocadas y exponer a la sociedad a que supla las deficiencias del gobierno de prevenir el delito y procurar una justicia pronta y expedita.

Por su parte, el coordinador de los diputados federales del PRI, Manlio Fabio Beltrones, rasguña a los gobernadores donde han surgido las “guardias comunitarias” y les exige que ninguno de ellos se refugie en su incapacidad ante esta situación, además advierte: “no generemos signos de ingobernabilidad mayor en el país”.

Como colofón, el dirigente nacional del PRI, César Camacho Quiroz, requinta al dimensionar con sumo cuidado lo que denomina “el llamado descomunal” para las autoridades que no han sido capaces de garantizar la seguridad pública a las poblaciones. Él matiza el tono para referirse al descontento, sin embargo, deja en claro que es el Estado Mexicano es el facultado para ejercer las funciones de prevención del delito y la procuración de justicia.

Me quedo con el llamado y advertencia de Beltrones. Úrgele al gobierno de la república, a los gobernadores y munícipes aludidos ponerse a trabajar y dejar de lado los discursos, ya fueron suficientes. Que la cruzada contra el hambre y la prevención del delito recién anunciada con bombos y platillos, haga valer la promesa del mandatario Peña.

Me parece que si la restauración del viejo régimen trae consigo la misma retórica de antaño, cuidado, las guardias comunitarias se pueden extender como pandemia a las zonas urbanas, entonces, sí que entonces, habrá gas intestinal grande.

P.D. Es extraño que el PAN se mantenga al margen de este grave problema social. En las circunstancias actuales no puede darse el lujo de auto excluirse o guardar distancia de temas tan sensibles para la sociedad.