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Viernes 11 de octubre de 2013

Honestidad

Tenemos ciudadanos elegidos diputados, sin la menor idea de que van a hacer, ¿y sí mejor terminan su primaria?


Tenemos ciudadanos elegidos diputados, sin la menor idea de que van a hacer, ¿y sí mejor terminan su primaria?

Uno de los grandes males que aquejan a nuestra sociedad mexicana, es la corrupción, la que se ha convertido en un azote que nos fustiga sin piedad, la mayoría nos quejamos de ello, pero... ¿qué tan honestos somos los mexicanos? Hay una frase lapidaria y reveladora que dice: "la ocasión hace al ladrón".

De la frase anterior, podemos colegir, que muchos somos honrados porque no nos queda de otra. Nuestro temperamento latino nos induce casi irremediablemente a la deshonestidad (hay excepciones, espero que cundan), se dice que las naciones más pícaras del mundo son; Italia, España y México (mejor no investigo en que orden), nuestra natural tendencia al ocio al parecer es coadyuvante aleatorio para nuestra relajada conducta moral.

El carácter del mexicano, da para libros y más libros, en este artículo por lo tanto sólo lo atisbaremos, nuestro premio Nobel de literatura, el maestro Octavio Paz (QEPD), hizo una erudita disertación al respecto en : "El Laberinto de la Soledad" del cual no salimos bien librados, almas sensibles y de piel delicada absténganse de leerlo.

Justo estoy terminando de leer "Amores Mexicanos" de José Manuel Villalpando (buena y amena lectura), el que al analizar así sea someramente al personajazo histórico que fue Antonio López de Santa Anna (su segundo apellido era Pérez Lebrón, pa’ acabarla de amolar).

Menciona que: "es uno de los personajes más interesantes de nuestra historia patria. Se ha dicho que él es el representante genuino del modo de ser del mexicano, pues conjuga virtudes y defectos en una combinación tan especial y característica, que su vida y su conducta bien pudieran ser reflejo de la sociedad mexicana del siglo X1X, cambiante y voluntariosa, guiada sólo por el espíritu individual y egoísta de buscar sólo el beneficio y la gloria personal".

Como dice el mejor analista político de nuestro país, el Sr. Enrique Galván Ochoa, (escribe en La Jornada), vuelta a la página, considero de suma deshonestidad otorgar puestos públicos a quienes no están capacitados para ejercerlos, y... ojo, el aceptarlos implica un grado mayor de estulticia.

Tenemos a ciudadanos elegidos como diputados, sin la menor idea de que es lo que van a hacer, ¿y sí mejor terminan su primaria? En la pasada contienda electoral, el ex alcalde de Ascensión Sr. Rafael Camarillo (buen hombre), fue "lanzado" para contender por la suplencia de la diputación por el primer distrito, se mostraba aterrorizado en grado sumo ante la posibilidad de que eventualmente ganara y "algo" le pasara al titular de la curul, pasando él a ocupar su lugar, decía con mucha gracia, "Dios quiera y no tenga que ocupar ese lugar en el Congreso".

¿Somos los mexicanos "todólogos" es decir, buenos para todo? Tengo serias dudas al respecto, no comprendo como alguien que no es médico, ni tiene relación alguna con ese ramo, pueda dirigir la Secretaría de Salud por ejemplo. O quien tenga modales vulgares y groseros pueda ser nombrado Canciller o Embajador (no estoy pensando en el ex Gobernador del Estado de Veracruz), es simple coincidencia.

Permítanme hacer un alto en el camino y relatar un acto de honradez, de poca monta si usted quiere, pero desde mi punto de vista muy esperanzador, nos ilustra que no todo está perdido, que ese intrínseco valor que es la honestidad aún persiste, que si nos empeñamos en fomentarlo a las nuevas generaciones, nuestro país pudiera quitarse paulatinamente ese "sambenito" de corrupto, donde quede en el olvido aquello de: "el que no tranza, no avanza".

La anécdota: "Hace aproximadamente un mes, mi vehículo se negó terminantemente a arrancar, abro el cofre con la peregrina esperanza de encontrar un letrero que me indicara donde radicaba la falla, no hubo tal, con mis limitados conocimientos mecánicos- eléctricos, determiné que la falla se encontraba en el no funcionamiento de la bomba de gasolina, pasa el tiempo inexorablemente, hasta que una luz iluminó mi cerebro (luz que pocas veces me visita), y me aconseja que he de recurrir a profesionales, se le habla al servicio eléctrico "Luis" propiedad del buen amigo Luis Merancio, para que se haga cargo de la solución del problema, en 5 minutos se presentan dos de sus empleados, los que diligentemente revisan mi auto.
Batería- bien, bomba de gasolina- bien, inyectores electrónicos- bien, fusibles- bien. Espantosa conclusión: la falla radica en la computadora, consternado pensé "ya me hundí" (a un buen amigo le costó $10,000.00 esa chunche), me dice solidario el joven, no se preocupe en el taller tenemos una de ese modelo y le costará entre $1,000.00 y $1.500.00, me sobrepongo y acepto que mi auto sea remolcado al taller de reparaciones, lo dejo en el mismo y me dirijo a hablar con Luis Merancio, al negocio de refacciones adjunto, sobre el costo total de la reparación, en esas estábamos cuando llega el joven empleado y dice: ’su vehículo ya arrancó, pudiera ser que cuando probé los fusibles se restableció la corriente, o bien, si es la computadora, pero así le va a trabajar un buen tiempo, puede llevárselo’. Me volvió el alma al cuerpo, y le pregunto a Luis, cuanto le debo por la remolcada, ni eso quiso cobrarme".

Quiero dejar muy claro que es un caso de honradez extrema, que fácilmente pudieron hacer el simulacro de la sustitución de la computadora, no lo hicieron, porque la honestidad es la forma en que se manejan en esa empresa, hay historias de horror al respecto de talleres mecánicos. Y repito, es una luz de esperanza de que habemos mexicanos honrados, que es una soberana mentira, que "todos" los mexicanos no somos unos pillos y que no conocemos la honradez.

Quedándoseme en el tintero, estaba otra muestra de honradez, segunda anécdota:
"Hará cosa de un año, el Ing. Héctor Meraz Torres, se encontró una cartera que contenía además de documentos personales, la cantidad de; $5,600.00 Héctor, con una honradez a toda prueba e incapaz de apoderarse de un dinero que no le correspondía, hurgó en los datos personales de la persona, hasta que encontró su número telefónico, se comunica con él y le propone entregarle sus pertenencias, lo cita en la llamada plaza chica y le hace entrega de su cartera con el dinero integro. El hombre residente de Ascensión, no podía dar crédito a tan extraña situación, resultó ser una persona humilde que con miles de sacrificios había reunido esa cantidad para el tratamiento médico de su esposa, era un asunto de vida o muerte.
Héctor, es propietario de una empresa de fertilizantes, y también es propietario de un buen corazón, congratula ser su amigo. La decisión (nunca puesta en duda) de reintegrar la cartera a su descuidado dueño, la tomó en compañía de su sobrina, la señorita Karina Arras, que se encontraba con el al momento del hallazgo, para ella también mi reconocimiento.

"Ser honrado tal como anda el mundo, equivale a ser un hombre escogido entre diez mil"
William Shakespeare

"La integridad del hombre se mide por su conducta, no por sus profesiones"
Juvenal

"La honestidad es incompatible con amasar una fortuna"
Mahatma gandhi

Twitter @JoseCruz777