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Martes 12 de febrero de 2013

Ingratitud

Es una verdadera canallada cuando los funcionarios públicos electos se vuelven contra el conglomerado que los eligió.


Es una verdadera canallada cuando los funcionarios públicos electos se vuelven contra el conglomerado que los eligió.

Reza la expresión latina, "Errare Humanum Est" que traduce , Errar es de Humanos, aunque con regularidad se abuse de esa falla de terrenal factura. Las acciones más atroces, van a la cuenta de la condición humana.

Todo parece indicar que la gratitud está en vías de extinción, lo moderno, lo de hoy, es justamente lo contrario y esto es la ingratitud, pongamos un ejemplo pedestre si usted quiere; una persona es socorrida por un semejante (pudiendo ser familiar o amigo) en sus necesidades constantes de dinero, si el bondadoso sujeto no es millonario, seguramente habrá una vez que no pueda salvarlo de sus frecuentes apuros económicos ¿qué pasa entonces? Al mendingante individuo, se le olvidan las innumerables ocasiones que ha sido auxiliado y le surge un inmerecido odio hacia su benefactor ¿le suena conocida ésta historia?

En lo personal, estoy un tanto escaldado con éste proceder de muchas personas, fungiendo como Presidente de un organismo coadyuvante en la preservación de los derechos humanos en una pequeña población de nuestro Estado, tuve la ocasión de percibir en carne propia la ingratitud de alguna gente, la cual supone que los derecho-humanistas tenemos por función el recibir los golpes a ellos destinados, cuando caen en actos delictivos.

Quizá no fui el indicado para esa función, no tengo el ánimo de defender, digamos a un violador de menores, si al momento de su captura le propinan algunos golpes, no me veo defendiéndoles. Definitivo, no tengo esa vocación.

La siguiente es una historia verídica, acaecida a un apreciable amigo; sucede que transitando él por las calles de la ciudad a bordo de su camioneta (troca), tiene una colisión contra un automóvil, el cual era conducido en forma imprudencial, el conductor sabedor de que era el responsable, se baja compungido de su unidad, mi amigo que se caracteriza (lo he mencionado antes, como un prestador de libros) por su bonhomía y buen corazón, se conduele del atribulado infractor, le pregunta, ¿tienes seguro de daños a terceros? Le responden que no, a lo que ipso facto urde un plan para beneficiar al descuidado y desconocido hombre, le dice, yo si tengo por lo que vamos a cambiar las cosas para aparecer yo como el responsable, así la aseguranza paga mis daños y los tuyos.

Hasta ahí debería ser el final de la historia, de no ser porque el ingrato sujeto no quedó conforme con el trabajo de carrocería y pintura que le realizaron y contra toda lógica le exigió a mi amigo, que ya que el aparecía como responsable ante las autoridades, le reparara a satisfacción su unidad ¿logró algo el infeliz e ingrato? Casí, se preguntará usted ¿cómo que casi? resulta que mi amigo es bondadoso pero no tonto (además de pesar cómo 120 kgs de peso) "casi", le dio una buena dosis de ¡carbonazos! Ahora si, fin de la historia.

Ahora viene la ingratitud estelar, tome aire, póngase cómodo y de ser posible provéase de un estabilizador estomacal (tal vez lo requiera); no sé usted apreciable lector, pero yo considero una verdadera canallada el hecho de que tanto Diputados, Senadores, Presidentes Municipales, Gobernadores y Presidentes de la República.

Todos los anteriormente descritos y que accedieron a sus posiciones por el voto popular, es decir por elección, una vez que tienen el poder se vuelven contra el conglomerado que los eligió ¿podría haber mayor ingratitud? Ahora si que cómo dijo Julio César al momento de ser asesinado ¿tú también, Brutus, hijo mío?

No comprendo cual fue el daño que les hicimos para que tomen medidas lesivas en contra de sus representados/gobernados ¿tiene esto remedio? Si tiene, en la ley hay una figura que se han esmerado en ocultar por resultarles adversa, se llama "Revocación de Mandato" el pueblo es en teoría (y debe ser en la práctica) mandante o patrón de sus servidores públicos, tiene la potestad tanto de ponerlos en su puesto, así como de removerlos.

Si a usted apreciable lector un empleado le trabaja mal y encima le roba ¿debe de aguantarlo? La respuesta es: no, puede despedirlo e incluso meterlo a la cárcel.

Necesitamos crecer como sociedad, ¡somos ciudadanos, no lacayos!

"Tengo tres perros peligrosos: la ingratitud, la soberbia y la envidia. Cuando muerden dejan una herida profunda"
Martín Lutero

"Cada vez que proveo una plaza vacante, creo cien descontentos y un ingrato"
Luis XV de Francia

"Poco bueno habrá hecho en su vida el que no sepa de ingratitudes"
Jacinto Benavente

Twitter @JoseCruz777