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Lunes 3 de mayo de 2010

Marea negra

La naturaleza tiene memoria, y los votantes también


La naturaleza tiene memoria, y los votantes también

Esa desgraciada costumbre que tienen los gobernantes de no reconocer sus errores o minimizar los que provoca el hombre en su afán por modificar el ecosistema a su antojo, equivalen al mismo daño ecológico y colaterales resultante.

El 22 de abril de 2010 es otra fecha negra para el planeta, tan negra como la marea que tiene de rodillas a la administración de Obama que en un principio minimizó la tragedia del incendio y hundimiento de una plataforma petrolifera en el Golfo de México. Instalada a 60 kilometros de las costas de Luisiana y operada por la empresa British Petrolium, la imponente estructura metálica que succionaba hidrocarburos a una profundidad de 1500 metros, colapsó después de incendiarse y cobrar la vida de una docena de personas.

La expansión de la mancha de aceite y otros contaminantes que abarca una superficie de 1500 metros cuadrados, se ha desplazado a las costas de Luisiana y amenaza con afectar otros estados como Misisipi, Alabama y Florida ( cualquier semejanza con la región y atrocidades del Ku Klux Klan, es mera coincidencia ). Esta afectación, además del daño al ecosistema marino, es la que orilló al presidente Barak Hussein Obama a dirigirse el domingo a la costa este para atender la contingencia; claro, el asunto ya no es para menos porque los votantes de ese corredor van a tomarlo muy en cuenta en las siguientes votaciones.

Recién el presidente norteamericano modificó la prohibición de explorar y extraer petróleo a profundidades extremas en el mar, aprovechando, quizás, la falta de tecnología y determinación de su vecino del sur ( a ver si con este desmadre todavía quieren reforma estructural en PEMEX ), para chuparse con popote los yacimientos preciosos que guardan las entrañas del Golfo.

Como soporte informativo, en 1979 el pozo de exploración denominado IXTOC I, en la sonda de Campeche, se incendió, provocando una derrama de pétroleo inferior a la que hasta ahora, afecta a las costas norteamericanas del este, pero con daños al medio ambiente marino igual de colosales. En aquella catástrofe ambiental, se tardaron 9 meses en extinguir el fuego; como hoy, en ese entonces se echó mano de la tecnología al alcance para contener los estragos del desastre, sin embargo, fue el tiempo y la propia naturaleza la que cicatrizó el daño, ya que el 50% del hidrocarburo se quemó, el 16% se evaporó, el 28% se dispersó entre las aguas y sólo el 5% se recuperó.

En 1989, en las costas de Alaska, el buque tanque Exxon Valdéz chocó contra unos arrecifes de coral y derramó más de 40 millones de litros de pétroleo, provocándole la muerte a más de 250 mil aves, 300 focas, 250 águilas blancas ( no del América ) y 20 orcas. A más de 20 años de esa catástrofe ambiental, los efectos son notorios en los santuarios marinos de aquella región.

El Prestige, otro buque tanque transportador de hidrocarburos, armado en Grecia, registrado en Liberia, abanderado en bahamas y operado por asiáticos, se hundió en las costas norteñas de España, ocasionando la aniquilación total del plancton, que es el alimento básico de múltiples especies marinas. Desde 2002 que ocurrió esta catástrofe ambiental de altamar y por los próximos 20 años, 120 mil pescadores gallegos, portugueses y franceses pagarán las consecuencias del desastre.

Desde la revolución industrial, el hombre no ha aprovechado con la misma celeridad que el humo, vías alternas de energía, ya sea porque los gobiernos del grupo de los 8 son incapaces de sacudirse el yugo de las grandes compañias petroleras o bien, porque es más rentable para ellos mismos ( Bush Co. and Osama Bil Laden ) y de las economías emergentes, destripar a la tierra, océanos y mares a costa de lo que sea.

P.D. La naturaleza tiene memoria, y los votantes también. El gobierno del cambio comienza a dar tumbos, el del Obama por supuesto.