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Jueves 17 de enero de 2013

Otra vez frijoles

Peña Nieto pretende concretar las mentadas reformas estructurales, mismas que bloqueó cuando fue gobernador.


Peña Nieto pretende concretar las mentadas reformas estructurales, mismas que bloqueó cuando fue gobernador.

Vive México la mayor bonanza de ideas y propuestas desde la última campaña presidencial. El ancestral problema es que no se sabe cómo administrarlas.
Todavía bajo los efectos narcotizadores de la panacea tricolor “Pacto Por México”, la plutocracia mexa desparrama cual pozo petrolero sin control, todo tipo de recetas para poner a México en Movimiento.

Este entretenido refrito me remonta a la divertida tragicomedia ochentera cuyo protagonista, "el perro Jolopo”, nos daba la buena nueva por los petrodólares que entrarían a las arcas públicas.

Más tardó el entonces presidente José López Portillo en entusiasmarnos que en devolvernos de nuevo al drama singular, a la verdadera historia, a la neta, esa que aqueja a este nación desde la conquista. Con los lagrimales supurantes merced de la pena que lo agobiaba, el mandatario manoteó desde el atril de la cámara de diputados y espetó: “ya no saquearon, no nos volverán a saquear”. La bonanza de los petrodólares había terminado, se los habían llevado (aunque lo prometió, nunca dijo quiénes), más rápido de lo que tardaron en entrar. Crimen sin castigo.

Ya con el desmadre a cuestas, y la banca nacionalizada, el tutor del “fraude patriótico” (Chihuahua 86), Miguel De la Madrid Hurtado, dio marcha atrás a la estatización de su antecesor. Pero la maldición del oro negro también trajo las peores devaluaciones del México contemporáneo y la crisis estalló en los bolsillos de los trabajadores.

De la Madrid, arropado por los especuladores de la época, convocó a una serie de pactos en los que los jodidos no recibirían compensación por la pérdida del poder adquisitivo de su ínfimo salario (como consecuencia de las rapacerías de Echeverría y López Portillo), ni los Señores del dinero subirían los precios de sus productos. Negocio redondo.

Más adelante, como si fuera manda, las penurias continuaron poniendo a prueba el resistente ADN de los mexicanos. Los errores de diciembre de 94 y enero de 95, cortesía de Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, recibieron el aval del PAN, con Calderón en la dirigencia nacional, para bautizar el Fobaproa.

El neosaqueo nos castigó again (otra vez). Con el pretexto de salvar el patrimonio de los ahorradores, la rozagante clase política nos endosó los excesos de los banqueros de la época, abuelos y padres de algunos de los magnates de las 20 fortunas más importantes del México actual.

Este “Pacto por México”, capítulo Fobaproa, ya le ha costado a los contribuyentes poco más de un billón y medio de pesos, algo así como el 32% del presupuesto de egresos para este 2013, y contando.

El pacto versión Enrique Peña Nieto, pretende concretar las mentadas reformas estructurales que traen de rezago una década. Son las mismas que bloqueó cuando fue gobernador de Edomex; sin embargo, hoy las reimpulsa con la bendición de dos de las fuerzas políticas más importantes del país.

Sin el consenso social amplio, opacados por el desprestigio popular, e inmersos en una profunda crisis institucional, las dirigencias del PAN y PRD ya firmaron el acta de paternidad múltiple del pacto de Peña, el “Reformador”.

El documento “madre” incuba las reformas Energética, Hacendaria y Anticorrupción. Dicho documento ha dado pauta para que José Ángel Gurría, secretario general del Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), y Agustín Cartens, gobernador del Banco de México, reediten los diagnósticos y recetas que se vienen sugiriendo desde que Fox asumió la presidencia.

La retórica es la misma: Gravar alimentos y medicinas, pero exceptuando una canasta básica; aumentar la base tributaria, reducir el comercio informal, abrir la inversión en Pemex sin poner en riesgo la rectoría del Estado; etc, etc, etc, etc.

Entre que huele a traste y atrás les huele, a la aristocracia política mexicana, claro está, la tragicomedia azteca continúa vigente Mientras tanto, la raza, la que se parte el alma todos los días para el llevar el pan a la mesa, con trabajo, formal o informal, o bien, de los apoyos asistencialistas, espera con inusual paciencia, e ilusión, la llegada de un líder, no de un loco, que ponga orden a México.