Prevén Autoridades federales baja de violencia

"Miren bien quién los va a matar”, amenazó Jaime González Durán, El Hummer, a cuatro agentes federales que ordenó levantar tras la captura de uno de sus principales colaboradores, Juan Óscar Garza Azuara, El Barbas, en abril de 2007.

Los federales y quienes fueron secuestrados un día después de la captura de El Barbas sufrieron golpes y torturas, simulacros de fusilamiento, pero finalmente fueron dejados en libertad y entregados a la policía, en abril del año pasado, por quien se consideró en los últimos tres años el jefe máximo del narcotráfico en Reynosa, Tamaulipas.

El grado de violencia que empleaba El Hummer para cometer los operativos que realizó u ordenó, deja en evidencia su peligrosidad e influencia dentro de las filas de Los Zetas. Se le atribuyen un sinnúmero de muertes, no sólo a tiros, sino a golpes. Sus víctimas eran la mayoría de las veces quemadas en tambos llenos de aceite, donde metían los cuerpos y les prendían fuego.

Con la captura de Jaime González Durán, El Hummer, la plaza de Reynosa, uno de los principales bastiones del cártel del Golfo, quedó sin cabeza, ya que incluso quien se desempeñaba como su operador en esa ciudad fue capturado la semana pasada. De hecho, la detención de su lugarteniente, Antonio Galarza Coronado, El Amarillo, condujo a ubicar y detener a El Hummer.

Con el arresto de ambos integrantes de Los Zetas, quienes se encuentran bajo custodia en la ciudad de México, autoridades federales esperan un descenso drástico de las ejecuciones, levantones y extorsiones que ocurrían periódicamente en Reynosa.

Fundador de Los Zetas, González Durán era considerado uno de los más violentos de sus integrantes. El Hummer era hasta el pasado viernes uno de los hombres fuertes enquien se apoyaba Heriberto Lazcano Lazcano, El Lazca, y de Miguel Treviño Morales, El L-40, líderes de Los Zetas.