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Martes 5 de mayo de 2009

Puñaladas iguales sin cobardías


En la comunidad de Rubio, municipio de Cuauhtémoc, hay un viejo filosofo político, de aquellos que en sus tiempos eran aguerridos defensores de las causas que buscaban, pero que al final se convirtieron en víctimas de esas mismas causas.

Artemio Iglesias Miramontes es ese gran sabio priísta que ante la adversidad y el golpeteo política, señalaba con voz fuerte y firme "A puñaladas iguales, llorar es cobardía".

Hoy viene a colación lo de las puñaladas por el tono que están tomando las campañas políticas.

Un PRI aferrado a decir que el PAN trae guerra sucia, pero a la vez ataque y ataque por todos lados a los candidatos azules.

"Que si Juan Blanco y el rastro", "Que si el deterioro económico", "Que si nos están pengando con spot en la tele" etc, etc etc...

En tanto el PAN, un poco menos llorón pero en las mismas, invitando a la cordialidad y el respeto, pero a la vez pegue y pegue al PRI.

"Que si el Teto es Narco", "Que si Cano tiene relaciones sopechosas", "Que si los dinosaurios se niegan a desaparecer" etc, etc, etc...

Lo cierto es que esto es parte de la política y se vale, más cuando se trate de poner en la mesa de la discusión todos los temas, con el fin de que el votante emita su mejor juicio a la hora de votar.

Lo que no se vale es chillar, llorar, aventar la piedra y esconder la mano.

Nuestros políticos, nuestros candidatos tienen derecho a decir lo que quieran del otro, al fin vivimos en un país libre de expresión, sin embargo es altamente anti-ético y de muy, pero muy poca hombría, andar diciendo cosas y luego decir que el otro es quien las esta diciendo.

En resumen "Pa´ las yeguas del jaral los caballos de allá mismo", he dicho.

Pasando a otro tema, pero hablando de lo mismo, ayer en el programa No le Cambie, del conductor Juan Enrique López, los dirigentes del PRI estatal, Marco Quezada y del PAN, Cruz Pérez Cuellar, se rasgaron las medias frente a los microfonos.

Quezada acusaba a Cruz de que su partido, el PAN, llevaba a cabo una intensa campaña de guerra sucia y no había querido firmar un pacto de civilidad al que convoco la Priísta (perdón Verde-ecologísta) María Ávila para cerrar ayer en Ciudad Juárez.

Cruz reviró y le aclaro a Quezada que en primer lugar ni el ni María Ávila tiene porque hacerle la agenda política, luego ya "encabritado" se fue más pa delante al señalarle que María Ávila sabía perfectamente que él no iba ha estar en la ciudad porque tenía trabajo que atender en Chihuahua y eran compromisos pre-establecidos.

"No quiero caer en chismes de vecindad le dijo Cruz a Quezada", quien ni tardo ni perezoso le señalo a Juan Enrique López, "Ya ves, ya ves" es evidente que no quieren firmar el pacto de civilidad.

Pues bien hoy Ambrosio les aclara a estos noveles políticos, "Pa que se hacen gueyes que el pacto ni va a servir, de todas formas el desmadre va a seguir".

Los que de plano tronaron contra la violencia fueron los mormones de Nuevo Casas Grandes.

Resulta que les secuestraron a uno de su comunidad y se organizaron de inmediato asegurando que lo que le hacen a uno, se lo hace a todos.

Excelente lección para el resto de los chihuahuenses de raíces mexicanas, porque la reflexión es fácil, si así actuáramos todos las cosas serían diferentes.