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Miércoles 27 de agosto de 2008

Reiteran obispos política anti abortista

Hoy, más que nunca, garantizar el derecho a la vida y de manera igual para todos, es un deber


Hoy, más que nunca, garantizar el derecho a la vida y de manera igual para todos, es un deber

Reiteran obispos mexicanos su psotura anti aborto y las razones que deben imperar para que el ser humano respete la vida, desde la concepción hasta el fallecimiento por muerte natural. A continuación la carta íntegra emitida por la Conferencia del Episcopado Mexicano.

Queridos amigas y amigos:

Los Obispos católicos deseamos compartir un mensaje a todos aquellos preocupados por el presente y el futuro de México.

Muchas son las dificultades por las que atraviesa nuestro país.

Muchos también son los retos que tienen tanto gobernantes como actores, que participan en la construcción de una sociedad justa.

De entre los desafíos que enfrentamos los mexicanos, uno destaca:

El respeto a la vida humana desde la concepción y hasta la muerte natural.

Sin el don de la vida, toda oportunidad se extingue.

Sin el don de la vida, no es posible ejercer otro derecho.

La dignidad humana no depende de la cultura, raza, sexo, convicciones políticas, creencias religiosas, desarrollo de las capacidades intelectuales o edad de la persona.

Todo ser humano posee la misma dignidad y merece el mismo respeto en sus derechos fundamentales.

Ninguna situación, por excepcional que sea, justifica que alguien lastime la dignidad de las personas, en especial de las más vulnerables, las marginadas o indefensas.

La defensa valerosa de un recién concebido, debe estar acompañada de la defensa, igualmente decidida, de la dignidad de la mujer que vive un embarazo inesperado.

Todos, como sociedad, debemos trabajar para que ninguna mujer se sienta condenada, rechazada, sola o abandonada al encontrarse en esa situación.

Es un deber humano atender solidariamente, a la mujer que lleva un hijo en su vientre.

De este acompañamiento depende, en buena medida, que el aborto no sea la opción a escoger.

Hoy, más que nunca, garantizar el derecho a la vida y de manera igual para todos, es un deber de cuyo cumplimiento depende el futuro de la humanidad.

En efecto, cuando en una sociedad se debate la despenalización del aborto, lo que en el fondo se discute es el futuro de una nación.

Reconocer y respetar el derecho a la vida, se encuentra en la base de la auténtica democracia y del verdadero Estado de Derecho.

Los Obispos confiamos en las instituciones de la República.

La misión que hoy tiene la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al analizar las leyes que despenalizan el aborto en el Distrito Federal, es histórica.

Reconocemos que la apertura de la Corte, al escuchar la opinión de los ciudadanos, es un paso importante que merece nuestra admiración.

Como ciudadanos, confiamos en que los señores ministros cumplirán su labor con responsabilidad.

Esperamos que su decisión esté orientada por la justicia, el derecho, la verdad y el bien común.

El bien común es el que nos motiva a encontrar siempre soluciones incluyentes.

El derecho de una persona, no debe prevalecer sobre el derecho de otra.

La defensa y promoción de la vida, es responsabilidad de todos.

En consecuencia, corresponde ahora trabajar decididamente por una cultura de la vida que a nadie excluya.

Queridos amigos y amigas:

El derecho a la vida y su respeto absoluto, debe ser la base de nuestra democracia.

¡Muchas gracias!