Rezago educativo de 36.1 millones de mexicanos

En el país 1.6 millones de menores entre cinco a 15 años no asisten a la escuela; 19 de cada 100 jóvenes no tienen acceso a la secundaria y 16.9 por ciento de los que acuden la reprueban. Esto, en un contexto en el que la inversión pública muestra una tendencia a la baja en los dos primeros años de la administración de Felipe Calderón, al pasar de 5.40 por ciento a 5.37 del producto interno bruto (PIB).

De acuerdo con los resultados del Panorama educativo de México. Indicadores del sistema educativo nacional, realizado por el Instituto Nacional de Evaluación para la Educación (INEE), entre 2000 y 2007 el gasto educativo nacional por alumno mostró un crecimiento anual de apenas 0.2 por ciento. Así, mientras hace seis años tuvo un promedio de 14 mil 157 pesos, en 2007 bajó a 13 mil 943 pesos.

Establece que la tasa de reprobación en primaria es de 1.5 por ciento, y en secundaria se eleva hasta el 16.9 por ciento. Los estados con mayores rezagos en este índice, en nivel primaria son Oaxaca y Guerrero, donde ocho de cada 100 reprobó algún grado; en secundaria, Yucatán es el más rezagado, pues 24 de cada 100 estudiantes no aprobaron.

La deserción en primaria es de 1.5 por ciento y en secundaria asciende a 7.4 por ciento. En este último nivel, el estado de Coahuila registra la tasa de deserción más elevada con 11.6 por ciento, seguido de Michoacán, con 10.7 y Zacatecas, con 9.8.

El número de mexicanos en rezago educativo es de 31.6 millones, de los cuales, 23.1 millones son adultos sin educación básica. Por otra parte, de las 429 mil 970 personas entre 15 y 29 años que migran a Estados Unidos, 60 por ciento carece de la enseñanza básica, 33 por ciento cuenta con ella y sólo 7 por ciento tiene estudios de nivel medio superior y superior.

Por otro lado, el informe advierte que el sistema educativo enfrenta una “problemática grave” y se encuentra muy “distante” de los Objetivos del Milenio, en los cuales se fijó la meta de que sólo 20 por ciento de sus estudiantes de 15 años deberían ubicarse en los niveles más bajos de rendimiento; para alcanzar esa meta, las escuelas públicas tendrían que reducir en 68.9 por ciento la proporción de estudiantes con magros resultados en lectura, en 49.6 la de los alumnos con mal rendimiento en matemáticas y en 36.9 por ciento la de los escolares con niveles insuficientes en lectura.