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Viernes 14 de noviembre de 2008

Solicitan estado de emergencia en Chihuahua

Piden sea decretado estado de emergencia en Chihuahua tras incremento de la violencia


Piden sea decretado estado de emergencia en Chihuahua tras incremento de la violencia

La mañana de este viernes fue publicada una carta abierta al presidente de la República en el Diario de Juárez y Chihuahua mediante el cual piden al presidente de la República Mexicana y a las autoridades locales, Gobernador y presidente municipal de CJ, inmiscuidas en el tema de la seguridad se decrete estado de emergencia en Chihuahua ante la ola de violencia incontrolable que ha estado haciendo estragos en la ciudadanía y que ha acabado con vidas de personas inocentes.

A continuación la carta completa:

Lic. Felipe Calderón
Presidente de la República Mexicana

Ciudad Juárez vive una situación excepcional que ha venido a cobrar su absurda cuota de sangre inocente a quienes nos encargamos de ejercer la libertad de expresión, en la persona del periodista Armando Rodríguez Carreón, con una trayectoria de 20 años en los medios fronterizos, los últimos once cubriendo las fuentes policiacas para El Diario de Juárez.

La tantas veces reiterada cantaleta oficial de que las condiciones particulares de violencia que hemos venido afrontando los fronterizos en el transcurso de este año no son más que una guerra intestina entre bandas de sicarios, resulta una ridícula mentira frente a la realidad insoslayable del cuadro general de terror que cada día tenemos que sortear los ciudadanos de todos los sectores y de todos los niveles.

Ciudad Juárez está bajo un estado de emergencia. Así lo entienden y lo viven los juarenses, así se han pronunciado repetidamente y así lo hemos trasmitido los medios jornada tras jornada. Al parecer, sólo las autoridades discrepan de esta percepción generalizada, quienes le han restado gravedad a la situación.

Craso error. Como máximo gobernante de nuestro país, lo instamos a que decrete ese estado de emergencia para esta frontera y actúe en consecuencia con la potencia que esta desesperada coyuntura exige, con la verdadera fuerza del Estado que tantas veces ha expresado a través de su discurso en estos últimos dos años, mas no se ha traducido en la reacción que los mexicanos, y los juarenses en particular, hemos esperado.

La violencia que abate a Ciudad Juárez ha desbordado desde hace mucho tiempo cualquier clasificación de ser una confrontación entre bandas de criminales para establecerse en la vida cotidiana de esta frontera, asolada y desolada, víctima del asesinato fuera de límites impensados que ha arrastrado consigo a numerosos inocentes; torturada por la multiplicación del delito común que carcome patrimonios, destruye vidas y familias, ahuyenta ciudadanos; mártir de la extorsión que ya no sólo se enfoca hacia grandes, medianos y pequeños empresarios, sino hasta a los alumnos y maestros de las escuelas, a empleados de dependencias y negocios…

Esta inseguridad, usted debe saberlo bien, mantiene en la agonía a diversos sectores productivos. Numerosos propietarios han sufrido secuestros –la mayor parte no denunciados­–, quema de sus establecimientos, extorsiones, amenazas. La mayoría de ellos ha optado por emigrar al extranjero o ubicarse en otros lados, dejando en el desempleo a cientos de trabajadores. Los que se quedan, obligados por las circunstancias, han decidido permanecer a la sombra.

Es evidente que las medidas y acciones que se han adoptado hasta ahora no han dado resultados aceptables, porque la reacción de los criminales ha sido más avasalladora que la respuesta oficial. Y lo más preocupante en este contexto es la absoluta impunidad con la que han venido cometiendo sus atrocidades.

Si el gobierno en sus tres niveles no puede ofrecernos el apoyo que necesitamos para salir de este trance en el que nos tiene sometido el crimen, que recurra a la ayuda internacional de quienes sí puedan hacerlo, haciendo a un lado pruritos inútiles en estas desesperadas circunstancias. La Organización de las Naciones Unidas e incluso el gobierno entrante de Estados Unidos cuentan con posibilidades de otorgarnos ese sustento que el Estado mexicano ha demostrado no tener.

Señor Presidente: el domingo 26 de febrero de 2006, siendo usted candidato presidencial del Partido Acción Nacional, se reunió con directivos y periodistas de El Diario de Ciudad Juárez en nuestras instalaciones. Allí, usted nos dijo lo que ha venido repitiendo después de haber llegado a la Primera Magistratura: que enfrentar al narcotráfico era un problema “que no se va a solucionar en el corto plazo, que nos va a costar tiempo, dinero y también vidas humanas, pero no podemos claudicar ni titubear”.

Asimismo, nos declaró –y está publicado– que “así como yo estoy protegido por mi condición de candidato, creo que en la medida en que una actividad se desarrolle en beneficio de la comunidad y encierre peligrosidad, también debe haber mecanismos que la protejan. Un periodista que ha sido amenazado o que realice una investigación contra el crimen organizado debe tener mecanismos de protección especial…”

Casi tres años después, ya como Presidente de la República, le recordamos sus palabras para hacerle el señalamiento de que las vidas humanas perdidas tendrían que haber sido las de quienes están involucrados en esa confrontación, esto es, los criminales y sicarios por un lado y los miembros de los cuerpos de seguridad por el otro, no las de los periodistas que ejercen su actividad, dijo usted, en beneficio de la comunidad, como es el caso de nuestro compañero Armando Rodríguez, quien claramente no contó con esos mecanismos de protección especial que usted nos ofreció de manera personal en aquella ocasión.

El Diario es una empresa que con su labor periodística de 34 años se erigió en pionera de la alternancia política en el país, propiciando con su actividad profesional y sin tapujos que la oposición llegara al poder en los albores de los años ochenta en Ciudad Juárez. Gracias a esa alternancia es usted hoy, señor Felipe Calderón, Presidente de la República.

A lo largo de más tres décadas de intenso trabajo periodístico y a pesar de haber atravesado por la cobertura de diversas etapas difíciles para la ciudad, El Diario no había afrontado circunstancias tan atentatorias contra su libertad de expresión como las que ha sufrido en los últimos meses, que han venido a manifestarse de la manera más alevosa en el proditorio asesinato de nuestro compañero Armando Rodríguez Carreón, ocurrido la mañana de este jueves 13 de noviembre.

No podemos permitir que la absurda muerte de Armando Rodríguez se quede como una estadística más en el cúmulo de los mil 300 asesinatos que se han registrado tan sólo en esta frontera en lo que va del año –la mayoría de los cuales el propio Armando reporteó–, porque sería aceptar que la fuerza de las armas criminales puede más que la palabra expresada con la libertad que nos da un derecho conseguido a través del ejercicio de periodistas que, como nuestro compañero, han pagado con sangre su cuota.

No podemos, por tanto, callar ante este atentado en contra de Armando Rodríguez, que es también un ataque a nuestra libertad de expresión. Exigimos, tanto a usted señor Presidente como a las autoridades estatales y municipales, que este crimen sea esclarecido y castigados los responsables.

Demandamos, asimismo, que dadas las circunstancias tan riesgosas en que todos los periodistas de esta ciudad desarrollamos nuestra labor, se nos proporcionen esas “condiciones especiales” de las que usted habló cuando era aspirante presidencial, porque en estos momentos no hay actividad que se escape a la mano criminal que mantiene a esta comunidad fronteriza en la devastación.

Reiteramos, por último, el reclamo de que se aplique la calidad de estado de emergencia a Ciudad Juárez, con todas sus consecuencias.

Atentamente
Directivos y periodistas de El Diario

C.c.p.
Lic. José Reyes Baeza Terrazas, gobernador del Estado de Chihuahua
Lic. José Reyes Ferriz, presidente municipal de Ciudad Juárez.