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Jueves 21 de agosto de 2008

Un problema de estado

Entendamos que la primera autoridad responsable de lo que ocurre en nuestro Estado es el Gobernador


A medida que vamos entendiendo mas el problema de la inseguridad, la impunidad y la desestabilización que causa el narcotráfico y todos sus aliados, por acción u omisión, nos damos por enterados también que la solución no es algo sencillo. Por ello, pensar en pedir cabezas de quien, a criterio nuestro, no hace su trabajo institucional es hasta ingenuo. Creer que la presencia del ejército en nuestro Estado es suficiente y que nuestro grano de arena o contribución se reduce a acciones o denuncias exiguas, tibias, medidas, demasiado calculadas, pretendiendo estar en sinergia con el esfuerzo federal, pensar en ello pues, es estar concibiendo mal el problema, según mi leal saber y entender.

Hay muchas resistencias psicológicas e ideológicas para enfrentar el flagelo. No quito lo que de verdad hay en ellas. Pero hay respuestas a cada una de las mismas. Se dice, hablando de lo psicológico y principalmente en Ciudad Juárez: La denuncia nos puede costar la vida. Si no se vé a las autoridades echarle ganas porqué los ciudadanos tenemos que exponer la cabeza. Yo tengo intereses y negocios que cuidar eso es mi prioridad antes que exponer a mi familia. Si sigue la cosa así mejor me voy del Estado. No es nuestra responsabilidad le compete al Gobierno Federal, etc. Razones como éstas, o parecidas, que exhiben una faceta psicológica, son las que expresan muchos ciudadanos. ¿Tienen razón? Creo que en buena parte sí porque la autoridad estatal, las autoridades municipales, principalmente Ciudad Juárez y Chihuahua, y en general las instituciones importantes del sistema político no han operado una vertebración eficaz en la cual el ciudadano se sienta respaldado para dar el primer paso que es la denuncia. Y con este mismo criterio debería verse, creo, el asunto de los secuestros y los otros delitos que se derivan de la presión que se ejerce contra los capos.

En una situación de crisis, como la que estamos viviendo, por supuesto que tarde o temprano el agravamiento o la solución a este problema recaerá en mérito o demérito contra quien cumplió o contra quien nadó de muertito. La función pública tiene su parte glamourosa, pero también tiene su parte heróica y ahí es donde están a prueba, ciertamente, los funcionarios federales, estatales y municipales. Pero también los legisladores locales y federales. Y por supuesto los organismos de la sociedad.

Pero entendamos que la primera autoridad responsable de lo que ocurre en nuestro Estado es el Gobernador. Ciertamente el reto es muy difícil, después de todo lo que se dice de él y de sus experiencias personales en relación con los capos, pero si él no dá el primer paso, y me refiero no a la denuncia ni a echarle la pelotita al gobierno federal, nadie se lanzará a una guerra, que de inicio, estará perdida.

Estamos en una situación en que la tentación de pactar con el crímen organizado es muy fuerte porque la sociedad quiere calma. Pero esto es tanto, permítaseme la hilarante expresión, como pactar treguas con el chamuco y negociar las capitulaciones de nuestra transición. La estrategia y la agresividad del Gobierno Federal, con todo y sus fallas e inconsistencias, es lo que ha provocado que la fiera reaccione con violencia. Es mas peligrosa, pero está, afortunadamente, muy mal herida. Ese es el fruto de esta estrategia, que por primera vez sienten una presión real. Toca a los Gobernadores y a los Alcaldes dar el siguiente paso. ¿Lo darán? ¿Tenemos mecanismos o formas institucionales para auditar su desempeño y ver los resultados concretos en este tema?

¡ Que los que se arriesgan pueden perder la vida! Por supuesto. Arriesga el que actúa, el que se niega a colaborar con ellos, el que escribe, el que denuncia en radio o televisión, el que da conferencias, etc. Pero justamente la vertebración de todas esas responsabilidades es lo que posibilita una sociedad organizada y fuerte que enfrente con posibilidades de éxito a este mal. De otra manera nuestro inmovilismo adoptará el discurso de la queja y la autocompasión.

¿Cuáles son los pasos a seguir para crear condiciones de éxito? Primero, Reconocer que aunque la competencia legal para este mal está en lo federal, el problema lo tenemos aquí y debe actuarse mejor que el gobierno federal, Segundo, Acordar reglas claras y mínimas para que las Alcaldías y Policias Municipales trabajen en coordinación con el Gobierno Estatal, Tercero, que las instituciones fuertes de la sociedad presenten un frente de batalla, Cuarto, recurrir a los servicios de inteligencia para tener la información de los desestabilizadores, Quinto, proceder con un marco legal especial, porque el actual no sirve, para actuar con la energía que se requiere cuando se tiene enfrente un problema que aqueja al Estado Mexicano. Hay que sacarse de la cabeza que este asunto es una mesa de ping pong donde de un lado está lo federal y del otro lo local. En ese péndulo la cobardía se pasea con su impune sonrisa.

Tenemos un problema de Estado. Muy complejo. Las soluciones son complicadas también. No caigamos en la patología cobarde de darle un peso definitivo a nuestras resistencias psicológicas e ideológicas, porque entonces nada haremos por nuestro país.