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Lunes 17 de marzo de 2008

Una semana para reflexionar

¿Cuántas veces nos hemos sentido abandonados por nuestros semejantes?.... ¿abandonados por la vida?...


¿Cuántas veces nos hemos sentido abandonados por nuestros semejantes?.... ¿abandonados por la vida?...

Que difícil es convertir el dolor en una fuente de amor…. La semana santa debe comenzar y terminar con alegría…. Es el tiempo de recordar los últimos días de Jesús de Nazaret en la tierra, los cuales, estuvieron rodeados de grandes pruebas y dificultades, la mayoría mas fuertes de lo que cualquier humano seria capaz de soportar.

Muchas veces, sentimos que soportamos una carga excesiva y nuestro ánimo decae.... es cuando nos preguntamos: ¿vale la pena seguir luchando?

Jesucristo, en sus últimos momentos de agonía clama al cielo y pregunta a Dios: Padre…. ¿Por qué me has abandonado?

¿Cuántas veces nos hemos sentido abandonados por nuestros semejantes?.... ¿abandonados por la vida?... ¿abandonados de Dios?... ese abandono que sentimos cuando no encontramos el amor que necesitamos, cuando convivimos con la soledad o cuando alguna desgracia se presenta en nuestras vidas nos sitúa ante la incomprensión, la duda y el miedo… en esos momentos de tribulación, es tan fácil preguntar: ¿Dónde esta Dios cuando mas lo necesito?.... ¿Por qué me ha abandonado?

Creo que Dios nunca nos abandona y siempre nos muestra el camino aunque no notemos su presencia…. Que a veces existen pruebas muy duras, estoy de acuerdo, pero inevitablemente son parte de la vida y siempre… ¡tienen un propósito!

La semana santa, para muchos católicos, se ha convertido solo en una ocasión de descanso y diversión…. Siendo estos, los días mas adecuados para dedicarlos a la oración y a una profunda reflexión.... no es recordar con tristeza lo que Cristo padeció, sino entender por qué murió y resucitó.

Cuando llegan estas fechas, me entra un sentimiento de introspección interior y el concepto que mas penetra en mi mente es el del amor…. ¡En todas sus manifestaciones!, el amor a los hijos, al prójimo, a nuestros padres… el amor a la vida, el amor a Dios…

No es fácil convertir el odio en amor, pero es una de las enseñanzas que nos lego Jesucristo, quien perdonó la traición. Su vida tuvo un alto propósito y con su ejemplo, nos mostró el camino a seguir para acercarnos cada vez más a nuestro padre creador.

La vida es tan corta, el ciclo nacer – morir es constante y sin paradas por el camino que bien deberíamos reflexionar un poco mas sobre el asunto y no desperdiciar el tiempo que aun nos queda…

“amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian, bendigan a quienes los maldicen, oren por quienes los insultan. Si alguien te pega en una mejilla, ofrécele también la otra” Lucas 6:27-29