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Chihuahua, Chihuahua



Lunes 10 de mayo de 2010

El calvario de las Madres Tarahumaras

Las mujeres tarahumaras son madres, esposas, hijas, hermanas y en un 65% de las veces también padres


Las mujeres tarahumaras son madres, esposas, hijas, hermanas y en un 65% de las veces también padres

Las mujeres tarahumaras son madres, esposas, hijas, hermanas y en un 65% de las veces también padres, pues son abandonadas por su pareja, debido a que no es parte importante de su cultura el formar un matrimonio y un hombre puede tener una mujer, separarse y seguir con otra y otra, hasta encontrar a la adecuada, si es que llega.

Están condenadas a sufrir la infidelidad y la discriminación, ya que a los los tarahumaras varones se les permite tener una vida sexual activa desde temprana edad, lo que conlleva a convertirse en padres desde muy jóvenes.

Por esta concepción de la relación hombre-mujer entre esta etnia, los hombres dejan toda responsabilidad a las mujeres, quienes tienen que enfrentarse al mundo exterior con sus hijos, siendo sólo un mínimo de casos donde se cuenta con hombres responsables que se comprometen con la familia.

Antes de entender el rol que juegan las mujeres tarahumaras en el núcleo familiar, se tiene que conocer de esta cultura, donde la maternidad forma un papel muy importante, y muchas que no tienen descendencia son mal vistas dentro del entorno social en que se desenvuelven.

Parte del hecho de que ellos conciben al hombre con tres almas, mientras que a la mujer le atribuyen cuatro, esto por el don de dar vida, privilegio sólo de las mujeres.

Para las madres rarámuris la comodidad no existe, ni siquiera la conocen. Todas sus actividades son únicas como la naturaleza misma. Incluso dan a luz en sus propias casas sin la presencia de un médico.

Durante el embarazo no se atienden y esperan hasta el último momento para ir al hospital, estando en la ciudad; si se encuentran en la Sierra, se alivian en sus casas con el apoyo del owirúame, quien es el doctor entre ellos y tiene gran influencia en la comunidad.

Las mujeres tarahumaras son tan humildes, entregadas y sacrificadas que se puede ver desde el modo en que cargan a sus hijos, quienes desde recién nacidos los llevan consigo en su espalda, envueltos en un reboso, siempre juntos, nunca los dejan...

En la búsqueda constante del bienestar de sus hijos, se trasladan de su lugar de origen a la ciudad, donde pueden ofrecerles atención médica que en la Sierra les es más difícil ofrecerles por las largas distancias que existen, así como mejores condiciones de vida.

La mayoría de las mujeres que emigran a esta ciudad de Chihuahua se enfrenta a la crítica constante de dejar su lugar de origen, la mayoría de las mujeres se encuentran solas con sus hijos y por ello se convierten en 4 veces marginadas: por ser mujer, indígena, pobre y madre soltera.

Lo que coloca a la tarahumara en un papel de vulnerabilidad ante los ojos de la sociedad no sólo rarámuri sino también mestiza, ya que se tiene que enfrentar a la crítica, maltrato y desigualdad.

La mama rarámuri enfrenta retos más desafiantes en la crianza de sus hijos y en su desenvolvimiento personal estando en la ciudad, que en su propia comunidad indígena, pues tiene que enfrentarse a la discriminación.

La situación en la ciudad no es fácil, si bien es cierto que no se encuentran solas, debido a que son integradas a los diversos asentamientos de Chihuahua, esto gracias a la Coordinación Estatal de la Tarahumara, así como se les ofrece ayuda por parte de instituciones públicas, pero la necesidad es grande así que buscan otros ingresos.

Por lo que empieza otra serie de sacrificios, como lo es separarse de los hijos para ir a trabajar y dejarlos en sus casas dentro de los asentamientos de la ciudad, donde se tienen que integrar a la cultura mestiza, con ello empezando a culturizarse.

En muchos de los casos, esta ausencia de la madre lleva a los hijos a entrar en la drogadicción, donde la rarámuri pierde el control de sus vástagos y empieza una nueva lucha por ellos.