La Medalla Milagrosa; Instituto del Deporte, otra vergüenza

La Medalla Milagrosa cayó, no precisamente la parroquia católica, sino la madalla asegurada por el boxeador chihuahuense Misael Rodríguez, dando una alegría a todo México.

Después de haber pedido dinero boteando en los camiones para poder ir a Río de Janeiro y participar en las Olimpiadas, Misael Rodríguez llego a semifinales y tiene garantizado el bronce, con la posibilidad de ir por el oro.

De esta forma el parralense saco la casta y dio la cara por el deporte mexicano, cada vez más hundido, dividido, sin posibilidades de salir adelante, en medio de un mundo de grilla, corrupción y falsas promesas para quienes diariamente hacen el esfuerzo de prepararse y entrenar en su disciplina.

Misael, paisano de Cesar Duarte, recibió la felicitación del Gobernador, del Presidente de la República y una gran cantidad de políticos que recibieron el abucheo de la gente en redes sociales, cansados de la hipocresía política, esa que lo único que genera es malestar.

Bien por Misael, mal por los políticos, aunque hay oportunidad de mejorar.

Nada nos gustaría más que ver a un político contento, satisfecho con el apoyo brindado y felicitando al deportistas, pero después de haber cumplido con su trabajo, no en medio de un cúmulo de información que deja claro que el deportista estuvo solo, que ganó por méritos propios y a pesar de la falta de apoyo, eso es lo que da coraje.

Ya que estamos en estos temas, los que no se atrevieron siquiera a mandar una boletín de prensa sobre la medalla de Misael, son las autoridades del Instituto Chihuahuense del Deporte, al menos tuvieron vergüenza, pero que triste que sea así, que mal que no hayan podido sentir la satisfacción de haber hecho algo por este boxeador que hoy les habría llenado de orgullo si hubieran cumplido con su trabajo.

Tal vez no estaría de más que lo felicitarán por su tenacidad y esfuerzo.

Ya que estamos en estos terrenos, esperemos que al nuevo gobierno que encabezará. Javier Corral, estas situaciones no le pasen de noche y desde este momento, ya se este trabajando con atención en el deporte.

Hay que empezar desde cero, eso es definitivo, desde reestructurar lo interno, encauzar el presupuesto y lograr el que el apoyo llegue al terreno de juego, a la promoción del deporte y la actividad física, sin quedarse solo en boletos de avión, comidas o situaciones que realmente no favorecen el desarrollo de la actividad, sino que obedecen a la promoción de los directivos.