Domingo 28 de febrero de 2010
Menores de edad en Juárez tienen una nueva “opción”: ser sicario o plagiario
Menores de edad en Juárez tienen una nueva “opción”: ser sicario o plagiario
Menores de edad en Juárez tienen una nueva “opción”: ser sicario o plagiario, advirtieron expertos. “Yo no me metí de sicario por necesidad, sino por el gusto de vivir la experiencia. Cada que nos encargaban un jale se sentía el riesgo y la adrenalina bien arriba”, expresó “José” quien se mantiene resguardándose de la banda criminal para la que trabajaba.
“Ahorita ya hay muchos, ya cualquiera es sicario, por eso pagan bien poquito, pero pues qué va de trabajar ocho horas diarias o más en una maquila y obtener 300 pesos, si aventándote un jale sale eso y más y en un rato”, expresó.
El psicoterapeuta Manuel González explicó que el evidente aumento de los menores que actúan de sicarios o plagiarios obedece principalmente a la necesidad de los adolescentes por pertenecer a un grupo, su situación económica y la urgencia por liberar las emociones guardadas.
También intervienen otros factores, como el vínculo o compromiso que tengan con el delincuente, su grado de escolaridad, la falta de formación en la escala de valores y la flexibilidad de las leyes, agregó.
“José” confirmó que como él, muchos menores se han ido sumando a la delincuencia, al grado de que como en cualquier otro trabajo, el oficio de sicario ya está saturado.
“Ahorita ya hay muchos, ya cualquiera es sicario, por eso pagan bien poquito, pero pues qué va de trabajar –si es que se encuentra jale– ocho horas diarias o más en una maquila y obtener 300 pesos, si en un jale sale eso y más en un rato”, expresó.
Señaló que gran parte de sus ex compañeros de “jales”, llegaron al grupo para el que trabajaba sólo para acompañar a uno de sus amigos y luego de vivir la experiencia se quedaron ahí.
“Es ganar más con menos esfuerzo. También de eso se trata, eso es lo que buscan. Quizá suenen poco 300 pesos, pero ahorita no hay trabajo y lo que pagan por empleo en una maquila, es lo mismo, pero trabajando muchas más horas”, comentó.
Agregó que otros menores se hicieron sicarios o plagiarios por necesidad, “este oficio los cobijó, como dicen los corridos”.
“José” vive a la fecha resguardándose del grupo para el que trabajaba, pues al ya no querer trabajar se convirtió en su enemigo. En ocasiones, cuenta, fue perseguido, privado de la libertad y golpeado como advertencia si es que no volvía a sus labores.
El psicoterapeuta Manuel González explicó que “lo ven (los menores) como identidades de grupo, por la facilidad y recurso inmediato. En esa búsqueda de identidad no se distingue lo correcto o trascendental de lo incorrecto. No hay conciencia. Ahorita por eso todos los grupos criminales ven al menor como un blanco.
“También tiene que ver con la liberación de emoción, la excitación y adrenalina. Aquí no ven la realidad ni el riesgo, sólo vivir la experiencia y liberar toda la emoción guardada que en este caso son todos los problemas en la casa, cuando provienen de familias disfuncionales”, añadió.
El experto en conductas señaló que participar en las torturas, como el caso de los menores ligados a los plagiarios que operaban desde el Cereso, tiene que ver con vivir la sensación de la emoción.
“Es un bloqueo de la emoción para realizar la acción. Es como la prostituta que se guarda sus sentimientos para poder realizar su trabajo y obtener la gratificación. Así ellos (los menores) guardan sus sentimientos un rato y obtienen una buena cantidad de dinero, es fácil y rápido”, ejemplificó.
González señaló que un factor importante que ha influido en el aumento de los menores infractores y que cometen delitos cada vez más graves como el secuestro o ejecución, es la flexibilidad en las leyes.
“Las leyes le permiten al menor salir en poco tiempo, eso aumenta la reincidencia y que más menores cometan actos ilícitos, pues se sabe que aunque los agarren va a salir pronto, además de que la recompensa o gratificación que les dejará el delito, será mayor. Los medios han facilitado las conductas sociales para que el delincuente”, dijo.
“La facilidad de las cosas genera adicción y la gratificación aumenta a que las conductas se sigan repitiendo”, apuntó.
Víctor Manuel Salas Díaz, titular de la Asociación Regional de Padres de Familia en Ciudad Juárez, indicó que el repunte de menores que actúan como sicarios o plagiarios es resultado de una sociedad desquebrajada.
“Los menores infractores que tenemos no es más que el resultado de la descomposición social. No se trata de preguntarse qué pasa con los jóvenes, sino qué es lo que sucede con los mayores que no hemos sabido educar a los menores”, enfatizó.
“Si fallamos primero los adultos, los jóvenes no tienen otra opción que seguir el patrón de fallas. La sociedad ha creado a estos jovencitos que a tan corta edad están matando”, agregó.
Coincidió que uno de los factores que desató la incidencia delictiva entre los menores fue la flexibilidad del sistema judicial que ahora protege más al menor, además de la pérdida de autoridad sobre los menores por parte de los padres y maestros.
“El Estado ha venido tratando de suplir en todos los aspectos la autoridad de los padres y maestros bajo el pretexto de que no se abuse de los niños y se existen penas duras para los padres que traten de educar a sus hijos de una manera estricta”, dijo.
“Todas esas situaciones hacen que el padre de familia no pueda educar a los menores y que éstos a muy corta edad se sientan libres con el pretexto de que los padres no deben llamarles la atención. Y por si fuera poco quitan la materia de civismo que abordaba los valores y temas morales”, añadió.
Agregó que urge volver a reestructurar la sociedad desquebrajada comenzando desde el nivel escolar básico, pues consideró que una persona que tiene más de 12 años ya tiene una formación y difícilmente se le puede cambiar.
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