15.14°C

Cielo Claro

Chihuahua, Chihuahua



Miércoles 17 de marzo de 2010

Para el FBI fueron asesinados por error

Afirman que no hay indicios de que fueran atacados porque trabajaban para el gobierno estadounidense


Afirman que no hay indicios de que fueran atacados porque trabajaban para el gobierno estadounidense

Un grupo de sicarios podría haber atacado al blanco equivocado, dijo el FBI, arrojando dudas sobre los temores de que el asesinato de tres personas vinculadas al consulado estadounidense en Ciudad Juárez pudiera ser una ofensiva del narcotráfico contra empleados de ese país.

Un grupo de hombres armados persiguió el sábado a dos camionetas deportivas blancas que salían de la fiesta de cumpleaños del hijo de uno de los empleados del consulado y les disparó mientras los horrorizados parientes gritaban. Los dos ataques casi simultáneos cobraron la vida de tres adultos e hirieron a dos niños.

La teoría sobre el incidente, descrita por la vocera del FBI Andrea Simmons a Associated Press, deja en claro lo peligrosa que se ha vuelto Ciudad Juárez para sus habitantes a pesar de que el gobierno mexicano argumenta que la mayoría de las víctimas están relacionadas con el narcotráfico.

Según la línea de investigación, los atacantes —que se cree estarían relacionados con el grupo delictivo "La Línea"— podrían haber tenido la orden de atacar una camioneta blanca saliendo de una fiesta y asistieron por error a un salón de fiestas infantiles.

“No tenemos ningún dato de que esas personas hayan sido un blanco específico porque trabajaban para el gobierno estadounidense o por su ciudadanía estadounidense”, dijo Simmons en una entrevista telefónica desde El Paso.

Los expertos también dudan de la idea de que los cárteles del narcotráfico tengan interés en atacar a empleados del gobierno de Estados Unidos.

“Un cambio sistemático a nivel nacional para utilizar ese tipo de estrategias iría en contra de los intereses de los narcotraficantes”, dijo Allyson Benton, analista del Eurasia Group. “Incrementaría dramáticamente el grado de involucramiento tanto del gobierno mexicano como el estadounidense en la lucha contra el crimen organizado”.

La esposa de una de las víctimas, de nombre Hilda y empleada desde hace 13 años en el consulado, le contó a un amigo cómo vio horrorizada que los sicarios disparaban contra la camioneta en la que viajaban su esposo y sus hijos. Ella seguía a la camioneta en un segundo auto cuando ocurrió el ataque.

Saltó gritando de su automóvil, suplicándole a gritos a los hombres que se detuvieran y les dijo que sus hijos de 2, 4, y 7 años estaban dentro, contó la amistad. Pero no dejaron de disparar hasta que su esposo Jorge Alberto Salcido cayó sobre el volante, cubierto de sangre.

Los tres niños fueron llevados al hospital y dados de alta, señaló el amigo, quien agregó que al mayor lo habían rozado las balas y el menor tenía astillas de cristales. Su recuento es distinto al de las autoridades, que dijeron que sólo había dos niños en el auto.

El amigo pidió no ser identificado por temor a su propia seguridad. Las autoridades mexicanas no quisieron aclarar la diferencia entre las versiones.

En el otro ataque murieron Arthur H. Redelfs, de 34 años, y su esposa Lesley A. Enríquez, de 35, que tenía cuatro meses de embarazo. Enríquez también trabajaba en el consulado. Su hija de siete meses estaba en la camioneta al momento del ataque. La policía la encontró llorando y a sus padres muertos.

Salcido era gerente de producción en una planta de ensamblaje en Ciudad Juárez de una compañía con sede en Dallas.

Enríquez trabajaba en el consulado ayudando a los ciudadanos estadounidenses a recuperar los restos de sus familiares muertos en México y su esposo era guardia en una prisión de El Paso.

El presidente Felipe Calderón, la secretaria de Relaciones Exteriores Patricia Espinosa y el embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual, viajaron el martes a Ciudad Juárez para condenar los ataques. Calderón, cuya visita ya estaba prevista antes de los incidentes, anunció la ampliación de un programa de bienestar social.