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Viernes 29 de enero de 2010

Profesionistas no quieren trabajar

Un millón de profesionistas no quieren trabajar: Rodolfo Tuirán


Un millón de profesionistas no quieren trabajar: Rodolfo Tuirán

Alrededor de un millón de profesionistas mexicanos no trabaja, a pesar de tener la oportunidad de hacerlo; y de ellos, poco más de 200 mil (20 por ciento) tienen entre 25 y 34 años de edad, lo que representa una “pérdida” para el desarrollo del país y para ellos mismos, ya que no les interesa emplearse.

El subsecretario de Educación Superior de la SEP, Rodolfo Tuirán, señaló que alrededor de 80 por ciento del total proviene del sexto al décimo decil de ingresos, y la mayoría son mujeres que pertenecen a estratos sociales “altos”.

“Son sectores que se beneficiaron de la educación superior y, sin embargo, ni les interesa o no pudieron aprovechar su formación para obtener los rendimientos o retornos de su educación”, apuntó Tuirán Gutiérrez.

Considerando que el país (ya sea gobierno federal o estatal, ciudadanos y familias) invierte en cada estudiante de educación superior pública un promedio de 47 mil pesos al año, lo cual suma aproximadamente 188 mil pesos por el costo total de los cuatro años de la licenciatura, esos 200 mil profesionistas ociosos podrían significar una pérdida cercana a los 37 mil 600 millones de pesos, cifra superior al presupuesto 2010 de la UNAM, que es de 27 mil millones de pesos.

No obstante, la SEP no especifica qué porcentaje de ese segmento de la población estudió en instituciones privadas o públicas.

“Mucho de nuestra preocupación tiene que ver con que son personas que están preparadas y no están desplegando su potencial en el mercado laboral; cualquiera que sea la razón, ya sea de género o diferente naturaleza, pero no están desplegando su potencial y deben ser una preocupación para el país”, subrayó el subsecretario.

Y aunque no tienen la necesidad o interés de buscar un empleo, esto “afecta” a todos porque están en la edad de mayor productividad; sin embargo, no contribuyen al desarrollo del país, aún cuando tienen una profesión, agregó.

Durante su participación en el seminario Utilidad y buenas prácticas en los estudios de seguimiento sobre estudiantes, egresados y empleadores, el subsecretario expuso que quienes no buscan un trabajo estudiaron diseño gráfico, enfermería, bioquímica, nutrición, ciencias de la salud, filosofía y humanidades, artes plásticas, diseño textil o de interiores, antropología, arqueología y etnología.

Respecto a las razones por las que no trabajan, Tuirán comentó que pueden ser varias, entre ellas, el estado del mercado laboral o simplemente porque no tienen necesidad.

En contraste, existen otros profesionistas que estudiaron carreras “tradicionales” como Derecho o Contaduría, pero que no encontraron empleo en su rama y terminan por trabajar hasta como conductor de transporte o vigilantes.

De acuerdo con datos de esta Subsecretaría, en nuestro país hay más de dos millones de profesionistas que tienen entre 25 y 34 años de edad, pero 200 mil, es decir, poco más del 10 por ciento no busca empleo.

De este modo, uno de cada 10 egresados de estas edades no trabaja, porque su estatus social está por arriba del sexto decil de ingreso económico.

De esos 200 mil profesionistas que no trabajan, casi 90 por ciento son mujeres “que se formaron y, por diferentes razones. no se incorporaron al mercado laboral, lo que afecta a todos los sectores socio económicos del país”, aunque 80 por ciento de estos profesionistas “no disponibles” provienen de “sectores más acomodados”.

Al menos 200 mil jóvenes de entre 25 y 34 años tienen estudios universitarios, pero han decidido no buscar empleoAlrededor de un millón de profesionistas mexicanos no trabaja, a pesar de tener la oportunidad de hacerlo; y de ellos, poco más de 200 mil (20 por ciento) tienen entre 25 y 34 años de edad, lo que representa una “pérdida” para el desarrollo del país y para ellos mismos, ya que no les interesa emplearse.

El subsecretario de Educación Superior de la SEP, Rodolfo Tuirán, señaló que alrededor de 80 por ciento del total proviene del sexto al décimo decil de ingresos, y la mayoría son mujeres que pertenecen a estratos sociales “altos”.

“Son sectores que se beneficiaron de la educación superior y, sin embargo, ni les interesa o no pudieron aprovechar su formación para obtener los rendimientos o retornos de su educación”, apuntó Tuirán Gutiérrez.

Considerando que el país (ya sea gobierno federal o estatal, ciudadanos y familias) invierte en cada estudiante de educación superior pública un promedio de 47 mil pesos al año, lo cual suma aproximadamente 188 mil pesos por el costo total de los cuatro años de la licenciatura, esos 200 mil profesionistas ociosos podrían significar una pérdida cercana a los 37 mil 600 millones de pesos, cifra superior al presupuesto 2010 de la UNAM, que es de 27 mil millones de pesos.