Viernes 10 de diciembre de 2010
Bakeachi recupera cinco mil hectáreas invadidas desde hace muchos años por los ganaderos
Bakeachi recupera cinco mil hectáreas invadidas desde hace muchos años por los ganaderos
Esta vez los policías ministeriales, fuertemente armados, a bordo de varias camionetas recorrieron los caminos de la tarahumara, no para perseguir sicarios. Iban, simplemente, a apoyar la ejecución de cinco juicios agrarios que le devuelven al ejido de Bakeachi cinco mil hectáreas, invadidas desde hace muchos años por los ganaderos. Fue tal la fuerza de la comunidad indígena, tal el peso del proceso legal, que ni las autoridades pudieron regatear el apoyo de la fuerza pública, ni los invasores pudieron entercarse a mantener las tierras invadidas.
El Ejido Bakeachi municipio de Carichí, fue dotado por resolución presidencial pronunciada el primero de marzo de 1928, con una superficie de 44,784 hectáreas, para beneficiar a los integrantes de la tribu tarahumara del pueblo de Bakeachi.
El razonamiento que motivó la expedición del mandato presidencial fue -“…que esta Tribu era una de las pocas en el Norte de la República que conservaban todas sus costumbres ancestrales y había poseído desde tiempo inmemorial las tierras de que se trataba, por lo que, en rigor, deberían restituírseles…”
Sin embargo, desde la ejecución de la Resolución Presidencial, la comunidad indígena ha estado padeciendo la invasión de su territorio: primero, por, una serie de mestizos del pueblo de San José que invadieron unas 25 mil hectáreas y luego, por los ganaderos del vecino municipio de Nonoava que invadieron otras siete mil.
La primera invasión trató de legalizarse: en el mes de enero del 2006, treinta y dos personas que no forman parte de la comunidad indígena, asesorados por la Procuraduría Agraria, demandaron al Ejido Bakeachi, ante el Tribunal Unitario Agrario, reclamando su reconocimiento como ejidatarios. El Ejido contestó las demandas, ofreció sus pruebas y opuso contrademanda. Luego que se llevó a cabo el procedimiento de los 32 juicios, el Tribunal Unitario Agrario dictó las sentencias correspondientes, determinando que las personas que demandaron al Ejido no habían demostrado cubrir los requisitos establecidos en la Ley Agraria para ser reconocidos como ejidatarios y, en cambio, el ejido sí había aportado las pruebas suficientes para fundar sus pretensiones, por lo que condenó a los demandantes a desocupar las tierras de uso común propiedad del ejido y que indebidamente estaban usufructuando.
Aunque la comunidad ganó los 32 juicios, 28 de ellos fueron impugnados, pero los tribunales federales ya han negado el amparo en 13 juicios. De estos y de los cuatro que quedaron firmes, sin impugnarse, en doce casos los invasores desocuparon voluntariamente el territorio. Y el 25 de noviembre pasado, se llevó a cabo -por parte del Tribunal Unitario Agrario y con apoyo de la fuerza pública- la ejecución de tres sentencias, en las que se involucran aproximadamente 5,000 hectáreas que fueron entregadas, sin incidentes que lamentar a sus legítimos propietarios, como señalamos más arriba.
Este primer y muy importante triunfo de la comunidad de Bakeachi se debe fundamentalmente a tres factores. En primer lugar, a la solidez y unidad de una de las comunidades que más guarda sus usos y costumbres entre la etnia rarámuri. Y por una admirable conducción de las propias autoridades rarámuri. Patricio Chávez Gabriel, inteligente, socarrón, tenaz comenzó la lucha como comisariado ejidal, la culmina como, Siríame, gobernador de la comunidad
En segundo lugar al acompañamiento tenaz, capaz, abnegado y continuo, a lo largo de quince años del equipo que encabeza la abogada Estela Angeles, del Padre Nacho, redentorista de Carichí, de la asociación civil Bowerasa, formada precisamente para apoyar a los indígenas en la defensa de sus territorios. Este equipo ya pagó su cuota de sangre en la persona de Ernesto Rábago Martínez, pareja y coadyuvante de la Lic. Angeles, asesinado el 1 de marzo pasado. Además ya hubo un ataque armado a la hija de la abogada y amenazas a ella misma.
En tercer lugar, por el sabio manejo que comunidad y equipo han hecho de los apoyos de instancias y personajes externos: la misión Tarahumara, algunas organizaciones no gubernamentales, diputados amigos y autoridades agrarias.
Con este triunfo rarámuri, que combina la unidad y la movilización comunitarias con una asesoría jurídica competente y comprometida, la comunidad de Baqueachi les dice a sus hermanos de los pueblos indios:
¡Bowerasa¡: ( vamos )haciendo camino.